"El gran problema de la ciencia es que, muchas veces, descubrir algo trae más preguntas que respuestas", dice a Público el biólogo del Acuario de Sevilla Juan Manuel Gavira. Esta vez, en concreto, se refiere a un animal poco conocido, el pez guitarra gigante o guitarrón –Glaucostegus cemiculus–, del que al parecer solo quedan unos cuantos ejemplares en Europa, reducidos a las costas de Doñana.

"Si no actuamos rápido, para cuando acabemos de estudiarlo, ya habrá desaparecido", advierte.

Este elasmobranquio, de la familia de los tiburones y las rayas, es un viejo conocido de los pescadores de Cádiz y Huelva. Pero no se habían empezado a estudiar su hábitat y su estado de conservación hasta ahora.

Como explica a Público Jaime Penadés, doctor en biodiversidad, presidente de la Asociación LAMNA e investigador de Fundación Oceanografic, la investigación surgió a partir de una iniciativa de ciencia ciudadana.

"Todo empezó por una imagen que nos envió un pescador deportivo a través del programa Meditarranean Elasmobranch Citizen Observations (MECO), donde informaba de la localización del avistamiento de este animal que está en peligro crítico", recuerda Penadés. Entonces, los investigadores se pusieron manos a la obra.

Cada vez más peces desaparecen de nuestras costas

El año pasado, Fundación Oceanogràfic lideró una expedición de muestreo, que permite hacerse una idea de cuántos ejemplares quedan y dónde. "Hace 50 o 60 años, había en la Comunitat Valenciana, pero ya no quedan allí. Han desaparecido, igual que sucedió con el pez martillo, el pez sierra o el angelote, que han desaparecido de nuestro litoral", apunta Penadés. Las costas de Doñana, en Cadiz y Huelva, son su último refugio.

El equipo de conservación del Parque Doñana ha tomado cartas en el asunto y, en colaboración con Oceanogràfic, emprenderá un proyecto de seguimiento y marcaje los próximos dos años. El siguiente paso es diseñar un plan de conservación.

Y aquí está el problema, que pasa por entender en qué medida afecta al pez guitarra la destrucción de su hogar. "Las costas son uno de los hábitats más deteriorados que tenemos en España", denuncia Gavira. "Podemos reproducir ejemplares en cautividad y, luego, liberarlos. Pero que establecer zonas seguras para ello, como podría ser Doñana".

Al mismo tiempo, es fundamental concienciar a la población de que, si no se cuida, este pez con forma de instrumento musical se extinguirá. Durante generaciones, se ha pescado para el consumo y aún hoy, a pesar de que está prohibida su captura, se sigue comerciando con él, de forma ilegal.

"Se vende por detrás de la lonja o directamente a los restaurantes. Su cola se hace pasar por cola de cazón. Su cabeza se vende como si fuera raya, muy apreciada en la gastronomía gaditana, a pesar de que también está restringida su pesca", explica Gavira.

Especies paraguas para salvar ecosistemas

Algo parecido sucede con el salinete, también en peligro crítico. De todos los lugares del mundo, este pececito que pesa entre 16 y 250 gramos solo queda en Andalucía.

"Vive en los humedales, en zonas de contacto entre agua salada y agua dulce, en un hábitat muy castigado por la contaminación y la explotación de recursos", advierte Gavira. "Se cría muy fácil en cautividad, ¿pero dónde los liberamos luego? No tiene sentido, si no tienen un hábitat seguro donde vivir", añade.

Como el guitarrón, el salinete es lo que se conoce como "especie paraguas". "Son fundamentales porque salvarlas implica proteger su hábitat, algo con lo que, de paso, se están protegiendo otras muchas especies distintas con las que conviven", observa el biólogo del Acuario de Sevilla.