Este artículo se publicó hace 15 años.
Unos 30.000 ramos conforman el manto floral de la Virgen con una alegoría a la primavera
Unos 30.000 ramos de flores, llevados esta tarde por decenas de miles de mujeres y niñas en el primer día de la Ofrenda, uno de los actos más multitudinarios de las Fallas de Valencia, han ido conformando un manto a la Virgen de los Desamparados en el que ha quedado perfilada una alegoría a la primavera.
La masiva participación de falleras y falleros de todas las edades, unas 100.000 personas con 60.000 ramos de claveles (que equivalen a unas 50 toneladas), obliga a realizar la ofrenda en dos jornadas, en cada una de las cuales participan unas 50.000 personas que depositan unos 30.000 ramos ante una estructura de madera con la imagen de la patrona de Valencia.
Este año, el fondo del vestido y manto floral de la Virgen se realzará con flor blanca, mientras que los motivos florales marianos y la alegoría a la primavera se realizarán en tonos rojo, rosa y amarillo.
Las flores de color amarillo, rojo y morado se utilizarán también para reproducir otro adorno destacado este año, como es el escudo de la ciudad de Valencia.
Un grupo de 42 personas, denominado "vestidores de la Virgen", es el encargado de recoger los ramos de las falleras, ordenarlos por colores, lanzarlos a los compañeros que están en lo alto de la estructura y colocarlos en el lugar adecuado, una tarea que realizan con rapidez y sin pausas durante las casi diez horas que cada día dura el desfile.
La ofrenda a la Virgen de los Desamparados es un festejo que se introdujo en 1945 en el calendario festivo de las fallas, en unos momentos de plena vigencia del nacional-catolicismo impuesto por el régimen franquista.
El desfile adquirió pronto connotaciones multitudinarias, y aunque en los años 60 se intentó limitar la participación, pronto se convirtió en unos de los actos más sentidos por las falleras y falleros, que expresan de esta forma el fervor por su patrona, la Virgen de los Desamparados, la que inclina su cabeza para ver a los fieles más desprotegidos. Por ello se la conoce popular y cariñosamente como la "Geperudeta" (con una leve joroba).
En este primer día de ofrenda o desfile cívico, que se ha iniciado a las 16.00 horas, participan unas 50.000 personas, entre niños y adultos vestidos con la indumentaria tradicional, que realizan el desfile por dos itinerarios a través del centro histórico de la ciudad.
Por la Glorieta y calle de la Paz han desfilado las fallas de los sectores de Canyamelar-Grau-Nazaret, La Xerea, Rascanya, Camins al Grau, Ruzafa A y B, y Pla del Reial-Benimaclet.
Por la plaza de San Agustín y calle de San Vicente Mártir han desfilado las fallas que integran los sectores de Botanic-La Pechina, La Seu-El Mercat, Quart de Poblet-Xirivella, Jesús, Creu Coberta, El Pilar-Sant Francesc y Patraix.
Ya de madrugada, cerrarán este cortejo las casas regionales y la Fallera Mayor Infantil de Valencia, María Berbel Fernández.
En total serán entre nueve y diez horas de desfile en esta primera jornada de la ofrenda, que unidas a otras nueve o diez horas de mañana, convierten a la Ofrenda en un acto maratoniano y en el de mayor participación de falleros.
El fervor hacia la Geperudeta y la cuidada puesta en escena (acceso protocolizado a la plaza de la Virgen, desfile con banda de música y presencia de numerosas cámaras de televisión) hacen que muchas falleras no puedan contener la emoción y lloren en el momento de depositar el ramo de flores.
En los últimos años se ha convertido en algo habitual contemplar en este desfile la participación en la Ofrenda de mujeres con rasgos orientales o de diferentes países sudamericanos, como un exponente más de su integración en la sociedad y en las costumbres valencianas.
Otras notas características de la ofrenda son la participación de niños y niñas de corta edad (en brazos de sus padres o en carritos de paseo) y la presencia de hasta tres generaciones de una misma familia (madre, hija y nieta) en esta procesión cívica.
Además de los ramos de flores que llevan las falleras, cada comisión transporta también una canastilla de flores, algunas de dimensiones tan grandes que tienen que ser transportadas a hombros por entre seis u ocho hombres.
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