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422 kilómetros a pie para recuperar sus casas

A José Manuel Alcázar, jienense de 46 años, se le cayeron las lágrimas cuando asistió a la subasta de su piso que hizo el banco con el que tenía la hipoteca

SUSANA HIDALGO

A José Manuel Alcázar, jienense de 46 años, se le cayeron las lágrimas cuando asistió a la subasta de su piso que hizo el banco con el que tenía la hipoteca. Un hombre, delante de sus narices, pujó y se lo llevó por 95.000 euros. A José Manuel le había costado 200.000.

Segundo Quiñones, colombiano de 40 años, va a perder el próximo 22 de mayo su vivienda por impagos. A ambos, cuñados y de profesión obreros, les ha sucedido lo mismo: se quedaron sin empleo hace unos meses por el parón en la construcción. Al mismo tiempo, el importe de la letra de su hipoteca subió casi el doble y ya no pudieron afrontar la deuda.

Ellos, casados y con hijos, decidieron descargar su rabia con una acción y, para protestar, se echaron a andar el pasado día 3 desde Elche (Alicante), la ciudad donde viven, con destino a Madrid. En total, 422 kilómetros. 'Al principio nos acompañaba otro compañero, al que le ha pasado lo mismo, pero a los pocos días de comenzar el viaje lo dejó', explican.

José Manuel y Gustavo llegaron ayer, a eso de las seis de la tarde, a la Puerta del Sol, con los pies destrozados y con dos semanas a sus espaldas durmiendo a la intemperie, viviendo de la caridad y sin apenas poder lavarse.

'Ya no tenemos ni ganas de comer', contaban ayer. José Manuel aguantó el día con un bocadillo de salchichón y Segundo con dos vasos de leche.

Por el camino han ido pidiendo comida, y han dormido con sus tiendas de campaña entre los matorrales. Los camioneros les pitaban cuando caminaban por el arcén y la Guardia Civil les ha parado en más de una ocasión. También se han encontrado con gente solidaria, como un empresario de la construcción que les abrió la obra para que pudieran dormir dentro, y más de un gasolinero que ha hecho la vista gorda y les ha dejado pernoctar en sus instalaciones.

'Salimos de casa sin un euro', aseguran. En su mano llevan un mapa con un trazo de rotulador que marca el camino. 'Hemos cogido la carretera de Valencia y al llegar a Madrid hemos ido preguntando dónde está la Puerta del Sol', resumen. Algunos días han caminado 60 kilómetros; otros, por el cansancio, menos. Las ampollas han podido con ellos en más de una ocasión, pero la motivación les ha hecho levantarse una y otra vez y seguir el camino: José Manuel, su mujer y sus tres hijas están viviendo en un piso de alquiler y de manera precaria. Segundo, su mujer y su hijo aún no tienen adónde ir.

A su llegada al centro de Madrid fueron recibidos por decenas de ciudadanos, la mayoría inmigrantes, en su misma situación económica y que se han acogido a la Unión de Propietarios de Viviendas Impagadas. Algunos llevaban muñecos con sogas al cuello y pancartas en las que se leía: '¿Ahogados por la hipoteca? Unámonos y salvemos nuestras viviendas'.

Javier, colombiano, también ha perdido su vivienda por no poder pagarla y se siente 'estafado'. Cree que su protesta servirá por lo menos para llamar la atención. Pero José Manuel y Gustavo, los caminantes, no se conforman sólo con eso y quieren llegar más allá. 'Queremos que nos reciba Zapatero, y si no lo hace, nos pondremos en huelga de hambre', aseguran.

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