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"Alcalde, ¿qué hacemos con nuestro muerto?"

La especulación en el cementerio deja a Bailén sin nichos

JUAN ARMENTEROS

Familiares de un difunto se personaron días atrás en el Ayuntamiento de Bailén (Jaén) con una pregunta que parece sacada de una película de Luis García Berlanga escrita por Rafael Azcona: 'Alcalde, ¿y ahora qué hacemos con nuestro muerto?'.

No una sino dos veces han debido afrontar esta absurda situación los responsables municipales en fechas recientes. Lo confirma Martín Olea (PP), edil de Obras y Servicios, quien en ambas ocasiones improvisó asignando a dedo el lugar donde debían reposar los restos de ambos fallecidos sin sepultura en propiedad o alquiler, a sabiendas de que los dos nichos tenían otros dueños.

Las causas de tan rocambolesca circunstancia son que Bailén no tiene cementerio municipal, que el que existe pertenece al Obispado de Jaén y que la empresa que lo gestiona ha vendido a los vivos los últimos nichos libres.

El campo santo, propiedad del Obispado, lo explota una empresa

El alcalde de Bailén, el independiente Bartolomé Serrano, que gobierna con el Partido Popular, denuncia 'la situación insólita por la gestión abusiva del cementerio parroquial'. Según el Ayuntamiento, 'la empresa adjudicataria de este servicio, movida por un claro objetivo especulativo, ha vendido los alrededor de 700 nichos que actualmente están vacíos', por lo que no quedan 'unidades de enterramiento en venta'.

Hasta ahora, y de acuerdo tácitamente con el Ayuntamiento, la empresa siempre mantenía disponibles y fuera de mercado un cierto número de nichos, en torno a un centenar, precisamente para evitar la situación de déficit de espacios de enterramiento que ahora se ha producido al venderlos todos.

Las funerarias ven 'abusiva' la tasa por cada inhumación

El Obispado de Jaén, viendo que le endosaban el muerto, se lavaba las manos como Pilatos y replicaba en una nota pública que desde el año 2000 tiene un convenio con la empresa Antonio y Daganzo, que es la responsable, 'de forma exclusiva y excluyente, de cuantas decisiones comerciales y estratégicas afecten al referido cementerio'.

El edil conservador Martín Olea afirma que en Bailén el Obispado 'ha estado explotando durante 200 años un monopolio', ahora amenazado por la inminente inauguración de un cementerio municipal, con el que el Ayuntamiento dispondrá de nichos propios para enterrar a sus vecinos.

Según Martín Olea, la falta de dinero ha impedido hasta ahora terminar las obras de ese cementerio público que se proyectó hace 20 años.

El Obispado, que como propietario del campo santo cobra un canon a la empresa que explota el negocio, acusa al Ayuntamiento de agravar la crisis 'por la negativa a la concesión de la ampliación del cementerio solicitada por la empresa'. A lo que el Ayuntamiento replica que la ampliación es inviable 'por falta de espacio'.

Fuentes de las funerarias de la localidad consultadas por Público parecen confirmar la tesis de la especulación. 'La empresa nos cobra a las funerarias 321 euros por cada inhumación, en concepto de tasas del cementerio, mientras que, por ejemplo, en Baños de la Encina [un pueblo vecino de Bailén] el precio es de 68 euros', relatan indignadas esas fuentes, que también consideran abusivo que la empresa Antonio y Daganzo les cobre 'nada menos que 80 euros' por la simple colocación de una lápida en una tumba. Al no quedar ya nichos a la venta los últimos se vendieron a 1.420 euros, la única fuente de ingresos de la empresa son esas elevadas tasas.

Mientras tanto, el Ayuntamiento aún no sabe cómo resolverá el problema de haber adjudicado ilegalmente los dos nichos. La expropiación o la permuta parecen las soluciones más factibles.

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