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Arco no es país para viejos

EFE

Piensa con los sentidos y siente con el pensamiento era uno de los lemas de la última feria mundial de Kassel y ese es el espíritu que anima la casi infantil frescura de las galerías donde están los "nuevos" de Arco 2008, que, parafraseando a los Coen, parece cada vez más evidente que "no es país para viejos".

Brasil, país invitado de esta edición de Arco, refleja en su selección de galerías el aire renovador que bulle en el arte "emergente" que se está haciendo en el mundo, una onda que también ha alcanzado a algunos expositores de los programas comisariados, todo ello en la planta superior del pabellón 14.

Allí, en lo alto, alejados de las cámaras que acribillan las "obras-espectáculo" que ocupan ángulos estratégicos de los stand del programa general y Arco 40 -plantas bajas del 14 y del 12-, fascina, en la galería Mariana Moura, la delicadeza de los suelos hechos con piezas de dominó del brasileño José Patricio o los "arrullos" de palabras de Laura Erber en Novembroarcontemporanea.

"La fuerza artística está en América Latina y cuando África -de la que se puede ver obras en el stand ArteInvisible- despierte será la bomba", según el artista español Vargas, un histórico de la feria ya que ya expuso en su primera edición.

Entre las propuestas de Solo Projects -una selección de 47 galerías que presentan obras de un solo artista- resplandece la vídeo instalación de la venezolana Magdalena Fernández Arriaga, en Henrique Faria Fine Art, en la que cuadrados y rectángulos se deshacen en morosa vibración.

La galería española Helga de Alvear ofrece las fotografías del alemán Axel Hütte, que echa una inspirada mirada a los jardines de Aranjuez y la luz de la mañana que se refleja en sus estanques.

Muy novedosa es también la propuesta del español Antonio Ortega, en la galería austríaca Elizabeth&Klaus Thoman, que dedica, "con fe y entusiasmo", una serie al "espíritu" que él ha encontrado en la actriz y cantante Yola Berrocal.

Al lado de los "artefactos" que exhiben las galerías consolidadas en la planta baja también asoman "delicatessen" como las que alberga Moisés Pérez de Albéniz de Miren Doiz y Txomin Badiola -este último también en Soledad Lorenzo-, o las construcciones de Eduard Arbox y Pep Durán en Alejandro Sales.

En la galería italiana Alfonso Artiaco y en el stand de El País tienen los vídeos "levitantes" del vasco Sergio Prego, y en la de Álvaro Alcázar los fogonazos fotográficos de Kimiko Yosida.

"El arte tiene que proponer y hay galerías que ya sobran en este contexto, por eso, para ellas, debería hacerse una feria paralela al estilo de Basilea", asegura a Efe Vargas, que tiene muy claro que muchos artistas que no están es porque "han cedido" ante el empuje de los jóvenes, "sabios en utilizar todas las herramientas de este mundo globalizado".

En esta "feria de galerías, no de artistas", siguen siendo "valores seguros" los "picassos, juan gris y mirós", que no bajan de los 150.000 euros pero muy lejos de los más de 20 millones de euros que la Malborough pide por un "bacon".

El propietario de una de las salas más reputadas confesaba a Efe que en sus 40 años como galerista siempre había soñado con un momento como el que vivió el pasado miércoles: Norman Foster y Plácido Arango interesándose al mismo tiempo por sus cuadros, que poco después exhibían el "punto azul" de los que ya se han reservado o vendido.

Otros galeristas, nuevos y "viejos", consultados por Efe, aplauden la "valentía" de la directora de Arco, Lourdes Fernández, por cortar con "tradiciones" que recortaban las alas de la feria, en referencia a la institucionalización de algunas galerías que en esta ocasión ya no están.

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