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El Athletic resurge a tiempo

La remontada de Soria, con goles de Toquero y Llorente, aleja a los rojiblancos del descenso

AINHOA ALDAY

En Los Pajaritos se juntaban el hambre con las ganas de comer. Numancia y Athletic, los dos peores equipos de la segunda vuelta, se enfrentaron en lo que sus respectivos técnicos calificaron de auténtica final. Ya no cabían excusas para ninguno. Menos para Caparrós, quien tras el beneplácito de la Federación de anular la roja a Javi Martínez y el regreso de Ocio y Amorebieta al eje central de la defensa, pudo contar con su once de gala.

El Athletic salió con más confianza y la primera ocasión fue para Llorente. Pero sólo fue un espejismo, pues poco fue lo que duró el dominio rojiblanco. Cisma, desde fuera del área, mandó un disparo envenenado. El balón pegó en Ocio y engañó a Iraizoz, quien nada pudo hacer a contrapie. Al Athletic se le ponía el partido y el marcador cuesta arriba, aunque paradójicamente el gol en contra no le sentó tan mal como era de suponer.

En un partido loco, la lucha por convertirse en dueño del balón acabó en una auténtica guerra en la que Ocio fue el más perjudicado. El vitoriano vio la tarjeta roja por no dejar progresar en su carrera a Goiria. El partido se le ponía aún más negro al Athletic, tanto como el uniforme que lució anoche. Los leones debían afrontar el duelo, una vez más, en inferioridad numérica. A Caparrós no le quedó otra, movió ficha y el reajuste le dio resultado. Porque el que la sigue la consigue. En su tercer intento de la noche, Toquero se inventó un derechazo desde la media luna y el balón entró por toda la escuadra.

Los rojiblancos no perdieron el tiempo en la segunda mitad y en apenas dos minutos le dieron vuelta al calcetín. Llorente, en una espléndida jugada personal, patentaba la heroica. El internacional llevaba semanas sin marcar y se le echaba de menos. Anoche reapareció cuando su equipo más le necesitaba.

A pesar de la ventaja, las adversidades se sucedían una tras otra para el Athletic. Gurpegui dio un nuevo susto tras un encontronazo con Brit. El navarro cayó conmocionado y el cambio fue obligado. Caparrós no daba crédito y perdía los nervios. La bronca y el descontrol no cesaron hasta que Fernández Borbalán decidió igualar de nuevo las fuerzas con la expulsión de Boris. Con veinte jugadores en el campo el Athletic pudo aumentar su renta, pero ni Yeste ni el recién incorporado Ion Vélez tuvieron su noche.

Anoche ni la presión ni la adversidad pudieron con un Athletic que en Soria comenzó a cimentar la salvación. No así al colista Numancia, a quien todavía le queda sufrir lo indecible.

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