Este artículo se publicó hace 17 años.
Los autores del libro "El lobby israelí" ven a Clinton más propensa a atacar Irán que Bush
Una Casa Blanca dirigida por Hillary Clinton sería más propensa a emprender una acción militar contra Irán que la administración actual de George W. Bush, que dejará la presidencia sin aprobar el uso de la fuerza contra Teherán pese a los esfuerzos del lobby israelí de EEUU para convencerle.
Así lo manifestaron hoy en Madrid los profesores estadounidenses John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, autores de "El lobby israelí y la política exterior de EEUU", un libro que cuestiona el apoyo incondicional que Washington presta a Israel y que ha suscitado gran controversia y un incipiente debate público en Estados Unidos.
El libro, publicado en castellano por Taurus, aborda un tema casi tabú en EEUU, donde las críticas a la alianza con Israel reciben a menudo el calificativo de "antisemitismo" en los principales medios de prensa, en los que, a juicio de Mearsheimer y Walt, existe también una desproporcionada influencia del lobby israelí.
En una entrevista con Efe, los autores explicaron que este grupo de presión es una coalición flexible de individuos y organizaciones que trabajan para moldear la política exterior de Washington para favorecer a Israel y argumentaron que, hasta ahora, el resultados no ha sido beneficiosos ni para EEUU, ni para el Estado hebreo.
El lobby israelí tuvo un peso definitivo en la invasión de Irak y "ha estado animando a EEUU a considerar seriamente el uso de la fuerza contra Irán", según Mearsheimer, quien descartó que esa eventual intervención militar estadounidense vaya a producirse en los 14 meses que le restan a Bush al frente de la Casa Blanca.
"Creo que tiene muchos problemas en Irak, en Pakistán y en Turquía, o con la caída del dólar y la conferencia de paz de Annapolis (...). Además, los militares estadounidenses no están a favor de usar la fuerza contra Irán", explicó Mearsheimer, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Chicago.
Si se produce algún cambio será a partir de 2009, con un nuevo presidente y especialmente si resulta elegida la demócrata Hillary Clinton, en quien los autores del libro encuentran a la candidata más inclinada a comulgar con las tesis del lobby israelí.
"Alguna vez hemos sugerido que Hillary Clinton sería más propensa a atacar Irán que el presidente Bush", dijo Walt, catedrático de Asuntos Internacionales en la Universidad de Harvard, convencido de que, en cualquier caso, gane quien gane las elecciones "no habrá cambios significativos" en el trato "de privilegio" a Israel.
"Cualquiera que sea elegido beneficiará a los israelíes sobre los palestinos y no propiciará un acercamiento", según Walt.
"Mientras los grupos del lobby sigan siendo tan influyentes no tendrá importancia quien sea presidente. Todos están de acuerdo en que EEUU tiene que dar grandes cantidades de ayuda a Israel de forma casi incondicional y todos ya han dejado claro que no van a hacer nada por cambiar esta relación especial", corroboró Mearsheimer.
Desde la creación del Estado de Israel en 1948, la cifra de la asistencia económica y militar directa de EEUU asciende a 154.000 millones de dólares (en dólares de 2005), el grueso de la cual comprende más ayudas directas que préstamos, según los autores.
Esta es la prueba principal de que la influencia del lobby israelí es mucho más decisiva que la de otros grupos de presión, como el lobby petrolero o el lobby armamentístico, a la hora de confeccionar la política de Washington en Oriente Medio.
"Mucha gente cree que la política estadounidense en la región está influida por el lobby del petróleo y por los Estados productores de petróleo, y que la guerra de Irak tuvo que ver con el petróleo, pero difícilmente se encontrarán evidencias de que fueron ellos quienes empujaron a EEUU a la guerra", afirmó Walt.
Sin embargo, añadió, "sí hay evidencias de que el lobby israelí ayudó a empujar a EEUU a la guerra con Irak", en un proceso que, según Mearsheimer, se remonta a finales de la década de los 90, "cuando los neo-conservadores concibieron la idea de invadir Irak".
Los llamados "neocons" -gente como el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld o su número 2 en el Pentágono Paul Wolfowitz- "son una parte clave del lobby israelí", explicó Mearsheimer, quien señaló que no fue hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001 cuando este grupo pudo convencer a Bush de derrocar a Sadam Husein.
Lo hicieron "creando una imagen de la amenaza iraquí que se parecía muy poco a la realidad y distorsionando la amenaza. Cualquier posible indicación de que Irak podría no tener armas de destrucción masiva fue minimizado y descartado", dijo Walt.
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