El Benfica vence en los penaltis al Sporting en la final de la Copa de la liga lusa

El Benfica ganó hoy la segunda edición de la Copa de la Liga portuguesa de fútbol al derrotar a los penaltis al Sporting en un reñido encuentro en el que los dos equipos intentaban salir de sus respectivas malas rachas.

La victoria del Benfica dio un respiro a su entrenador, el español Quique Sánchez Flores, que había sido blanco de fuertes críticas por el mediocre desempeño del equipo en la primera temporada que lo dirige el antiguo jugador del Real Madrid.

El derby entre los dos equipos lisboetas se disputó en el Estadio Algarve de Faro, en la costa sur de Portugal, un mes después de que se enfrentarán en otro partido de liga, que ganó Sporting por 3-2.

Este conjunto capitalino, que fue eliminado de la Champions este mes después de que el Bayern le encajara siete goles, no ha logrado acercarse al Oporto en el campeonato de liga y su entrenador, Paulo Bento, estaba tan presionado como Flores para conseguir hoy una victoria.

Pero tras tener hoy el partido en la mano gracias al gol que marcó en el minuto 48 Pereirinha su fortuna se acabó cuando el español José Antonio Reyes, ex jugador del Sevilla, Real y Atlético de Madrid, consiguió de penalti el empate en el minuto 75.

Pese a que los dos equipos se afanaron en mover el marcador tuvieron que ir a la serie de penaltis para decir el campeón y Benfica se impuso por tres goles conseguidos contra dos de Sporting.

La victoria de hoy hizo delirar a los seguidores del Benfica, que superó por fin una mala racha cuyo último episodio fue el domingo pasado, cuando perdió en su estadio de la Luz ante un equipo de segunda fila, el Guimaraes.

Por su parte, Sporting se fue con el mal sabor de perder de nuevo la final de la Copa de la Liga, creada el año pasado y cuya primera edición se le escapó de las manos al caer derrotado por el Vitoria de Setúbal también a los penaltis.

El técnico Paulo Bento había declarado a la prensa antes del partido que los perdedores de este derby iban a ser "masacrados" por la afición, cuyo visible malhumor en el Algarve, tras la derrota de hoy, parecía darle la razón.