La economía de Estados Unidos estuvo 'al borde de una catástrofe' en enero. Pero ya es pasado. Ahora, en julio, se han logrado progresos 'sustanciales' de recuperación, opina Lawrence Summers, principal asesor económico de la Casa Blanca.

Summers ha hecho balance de los primeros seis meses de Obama en la Casa Blanca. 'La economía estaba en caída libre al principios de año, sin un límite aparente', ha evocado.

Ahora la situación es diferente, ha enfatizado Summers para subrayar que la nueva economía estadounidense debe depender menos del consumo y más de la exportación.

El economista ha explicado que, cuando Obama llegó a la Casa Blanca, entendió que la crisis por la que Estados Unidos estaba pasando era muy similar a la de Japón en los años 90' o a la Gran Depresión. Estos dos momentos históricos se prologaron más de lo deseado, precisamente por tomar 'medidas insuficientes'. Por eso, Obama decidió tomar una serie de decisiones 'que no fueran demasiado tímidas ni demasiado tardías'.

Esas decisiones fueron tomadas pensando en un único objetivo: recuperar la confianza y romper 'el ciclo vicioso de contracción económica y fallos financieros'.

Asimismo, Summers ha recalcado que una de las prioridades para el Gobierno ha sido conseguir un crecimiento en la economía que no estuviera basado en burbujas financieras, sino en la inversión y el crecimiento a largo plazo.

El economista ha tenido que reconocer, no obstante, que el desempleo es mayor de lo que esperaban, pero lo ha atribuído a la alta productividad y se ha mostrado optimista al decir que el impacto total de las medidas de estímulo sobre el empleo se sentirán a finales del 2010.

Además, Summers ha enfatizado que el ritmo de caída del Producto Interno Bruto (PIB) se ha ralentizado y que muchos analistas privados auguran que la economía volverá a crecer en la segunda mitad del año. 'La confianza y la esperanza están volviendo (...) La economía estadounidense vuelve a progresar'.