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El Centro Dramático Nacional emancipa a "Falstaff" de Shakespeare con un radical envite

EFE

Ser gordo como Falstaff, el tragicómico personaje de Shakespeare, es marginal y si además se es viejo y diablo, muy peligroso, según Andrés Lima, que ha emancipado a este héroe de su autor para dirigir un radical envite en el CDN, que también protagoniza, en compañía de Carmen Machi y Pedro Blanc.

"Falstaff", que se estrena el viernes en el teatro Valle Inclán por encargo del Centro Dramático Nacional (CDN), reúne en torno a la barriga de Falstaff una historia de amistad y traición resultado de adaptar "Enrique IV" (I y II), pasajes de "Ricardo II", "Enrique V" y "Las alegres comadres de Windsor" e inspirarse en "soluciones" de Orson Welles en "Campanadas a medianoche".

Lima, que con la compañía Animalario tiene actualmente también en cartel "Penumbra", ha asegurado hoy en un encuentro con la prensa, acompañado de la mayoría de los 14 actores, que el "gordo Falstaff" es "el personaje más grande" con el que se ha topado.

"Es increíble más allá de Shakespeare. Le roba la obra. Es genial, con un sentido de la comedia total, del placer. Más que una persona es una idea, una forma de vivir enfrentándose a la intriga", resume.

Falstaff, que interpreta Pedro Blanc, "es tan rey como bufón, con el que no acaba ni la guerra, ni la sífilis, ni la gota ni la cirrosis sino la pena que le produce la traición".

En medio está el príncipe (Raúl Arévalo) aprendiendo todo "sobre las mujeres y el jerez" y que en la duda que le persigue toda la obra se decantará finalmente por la traición.

La trama de "Falstaff", de cuya adaptación se ha encargado también Lima, junto a Marc Rosich, se desarrolla en una taberna que es "como una corte de los milagros" de Valle Inclán, tratada con mucho sentido del humor pero "muy agresiva" porque "es un mundo siniestro, de ambición desmedida".

El director, que confiesa que se siente "muy identificado" con Falstaff y su manera de ver la vida, ha querido también actuar en esta ocasión, en el papel de Rumor, porque le gusta "contar el cuento", "estar en el 'medium' -bromea en referencia al rol de su personaje- y dirigir en directo".

Aunque en la obra no se improvisa sí hay "cierta amplitud, cierta elasticidad" que hace que la escena "pueda girar de un lado o a otro", "como hace un director de orquesta", precisa Arévalo a lo que Machi añade que "pueden pasar muchas cosas", lo que lo hace "muy emocionante, inquietante y teatral".

El personaje de Rumor, detalla Rosich, ha sido su "estratagema" para explicar las referencias históricas que el público contemporáneo de Shakespeare "se sabía" y el actual "no tanto", pero además es el esqueleto en el que reposa toda la obra.

Es el que transmite las mentiras, el que oficia la función, "el correveidile, el periodista, el mensajero de falsas noticias" y el que sirve para subrayar "la gran mentira que es el teatro", afirma Rosich, que ha adaptado el verso "con mucha libertad" para que el texto "respirara con naturalidad y caminara bien".

La mayoría de los actores hacen varios papeles, para llegar a los 50 imaginados por Shakespeare, y así Carmen Machi es el arzobispo y la tabernera doña Rauda.

La actriz asegura que interpretar dos papeles es como "hacer dos funciones a la vez", y que mientras que el arzobispo habla con claridad y nitidez -"parece el discurso de Obama cuando aceptó el Nobel de la Paz"-, cuando hace de doña Rauda "se inventa palabras, se atropella, habla fatal".

Para Machi una de las cosas más gratas de esta función es que los cambios de personaje son "muy naturales, no radicales", aunque, revela, la "calva" que luce "siendo" arzobispo le ayuda a ser "masculina".

Blanc subraya el compromiso de su personaje con la filosofía, un personaje tabernario pero de un nivel intelectual muy alto, que "saca punta a todo" y representa "lo chusco, lo español en el mal sentido". "Es -ha propuesto- Hamlet, que no murió y se hizo gordo".

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