Este artículo se publicó hace 15 años.
Los coches de la era comunista, ahora tesoros para nostálgicos
Sus motores crepitantes, sus amortiguadores de traqueteo y diseños caducos gobernaron las calles de los países del Telón de Acero, pero ahora los Trabant y sus primos comunistas se han convertido en coches para coleccionistas.
Son los Lada de fabricación soviética, los Skoda checos de motor trasero, los Dacia rumanos, los Fiat polacos, o los más famosos de todos, los Trabant de la Alemania oriental.
"La producción se paró casi inmediatamente después de la caída del Muro'', dijo Gabor Muczan, presidente del Club Trabant en Hungría. "Eso significa que los más recientes de estos coches tienen 20 años, una antigüedad admirable incluso para un modelo occidental de buena calidad''.
"No quedan clientes reales. Los coleccionistas compran rápidamente los pocos vehículos utilizables por cantidades de dinero asombrosas. Acabo de oír que un Trabant de buena calidad fue vendido por 1,5 millones de florines (5.686 euros)''.
Los últimos Trabant nuevos se vendieron en 1991 por 100.000 florines.
Muczan dijo que incluso los miembros de su club tienen pocos coches de la era comunista, cuyo mantenimiento anual puede costar más que el precio de la compra.
La nostalgia ha llevado a muchos entusiastas y profesionales del coche a alabar los modelos de antaño, aunque muchos tuvieran poco más de 70 caballos, se averiaran frecuentemente y tenían pocos lujos.
"No eran malos, esos coches'', dijo Jeno Boros, editor de un libro publicado recientemente sobre los antiguos coches de Europa del este. ''Estaban adaptados a las condiciones locales''.
Con pocas excepciones, la mayoría eran versiones con licencia de marcas occidentales, como Fiat, Ford o Renault.
"Los mejores coches , los peores y los más vendidos fueron todos los Fiat'', dijo Boros. ''El Zastava, hecho en Yugoslavia, era un Fiat 128 modificado, probablemente el mejor modelo de todos''.
"El Fiat 125 polaco, sin embargo, era tan malo que era legendario. Tratabas de cambiarle la rueda, lo ponías sobre el gato hidráulico y el marco se desplomaba''.
Buenos o malos, se vendían con rapidez porque había pocos. En la economía planificada del este, cada país tenía un cupo de producción determinado, dejando a la mayoría de los mercados con muchos menos coches que conductores.
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