Este artículo se publicó hace 13 años.
Concluye el festival Pirineos Sur con una mirada hacia dentro
Los catalanes Ojos de Brujo se unieron anoche a la lista de "tribus ibéricas" que han tomado este año el festival Pirineos Sur, que hoy termina tras haber ofrecido conciertos de Russian Red, El Guincho y Katia Guerreiro entre otros y las aportaciones foráneas de Rubén Blades y Andrés Calamaro.
Con esta han sido veinte ediciones, veinte años de trabajo que convierten a este encuentro de músicas del mundo en el más longevo de este tipo en España y en uno de los más veteranos del país en términos generales.
Fue en 1992 cuando, mientras unos coreaban los nombres grabados en oro de los componentes del "Dream Team" de Magic Johnson y Michael Jordan en las Olimpiadas de Barcelona, otros hacían lo propio en el pantano de Lanuza con las letras de Ketama, Luz Casal o los sudafricanos Mahlathini & the Mahotella Queens.
En estos años han cambiado decisivamente el acceso y servicios de las nuevas tecnologías. De la cobertura móvil cegada por los montes del Valle de Tena se ha pasado a transmitir crónicas por wi-fi, aunque en su espíritu, en sus músicas, esto sigue siendo lo de entonces.
También ha cambiado el panorama multicultural. En 1992, cuando la inmigración era un fenómeno incipiente y apenas se veían por Madrid o Barcelona (menos aún por Huesca) pieles de otro color y voces con otra musicalidad, el Pirineos Sur constituyó una importante y pionera ventana al mundo.
Artistas con mayúsculas han contribuido desde esa fecha a encumbrar este foro, gente procedente de todos los puntos cardinales del planeta como Manu Dibango, Ray Lema, Michael Nyman, Gilberto Gil, Cesaria Evora, Tito Puente, Youssou N'Dour, Carlinhos Brown, Cheikh Lô, Compay Segundo o Goran Bregovic.
A la memoria de los fallecidos Enrique Morente y José Antonio Labordeta, dos de esos nombres que en su día dejaron huella en el festival, se ha dedicado la presente edición.
Y es que, sin dejar de observar fuera, este punto de encuentro de continentes, culturas y sonidos se ha caracterizado en 2011 por su mirada hacia adentro, una decisión muy oportuna en tiempos de crisis para moderar costes sin renunciar a la calidad.
Aparte del gran desembarco catalán, con Ojos de Brujo, Miguel Poveda, Kiko Veneno, Albert Pla y la Troba Kung-Fú, artistas de todos los rincones del país han animado esta edición, que ha contado entre otros con el canario El Guincho, los madrileños Russian Red y DePedro, los mallorquines Antónia Font y el andaluz Zenet.
También Portugal tuvo su representación entre las tribus ibéricas con las actuaciones de Orelha Negra y Katia Guerreiro.
Fuera de esta temática especial, no se pueden olvidar las citas mágicas brindadas por dos artistas latinoamericanos en la apertura, el panameño Rubén Blades, en una noche fría que él contribuyó a templar y, sobre todo, el argentino Andrés Calamaro, un gran Andrés Calamaro que conquistó Lanuza.
Pirineos Sur no ha olvidado tampoco sus tradicionales guiños a Marruecos y Senegal, con nuevas coproducciones como "Tranzik" (un homenaje a los muertos y desaparecidos en el trayecto de la inmigración hacia España) y "Vida" (un relato lúdico de la vida de una mujer, a través de títeres y números de circo marroquí).
Con este espectáculo llega esta noche a su final la edición de las "tribus ibéricas", que será recordada por la conclusión de las obras del Auditorio Natural de Lanuza y por haber abierto por fin, en esta casa de las músicas del mundo, una ventana al patio interior.
Javier Herrero
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