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El confinamiento interminable en Pekín

Los estudiantes españoles siguen en cuarentena tras dos positivos más

HERIBERTO ARAÚJO

'En cuanto salga de aquí cojo el primer avión para España'. Jaime Sendagorta, uno de los siete españoles en cuarentena en el hospital pekinés Ditan, lo tiene claro. 'El aislamiento se está haciendo muy largo', explicó ayer, 48 horas después de haber ingresado en el centro médico presentar síntomas sospechosos. Del grupo de 23 españoles 21 estudiantes y dos monitores de la Universidad Pontificia de Comillas, 16 siguen aislados en el hotel Yanxiang, mientras el resto está en la clínica.

La pesadilla del aislamiento hospitalario parece que se alargará unos días, después de que ayer una profesora y una alumna dieran positivo. Los resultados del profesor Álvaro Lozano el primero en presentar los síntomas fueron por primera vez negativos. El grupo llegó a China el 7 de julio para participar en un programa de estudios. El viaje se torció el 11, cuando Lozano fue ingresado con fiebre alta y el grupo fue aislado.

'Un chino vestido como un astronauta entra a mi habitación, me da una pastilla, me levanta el brazo, me toma la temperatura y se va. Lo hace todo como si yo fuera un muñeco. Por mucho que le pregunte no me dice nada. Hay mucha desinformación', explicó Sendagorta sobre lo que vive en el hospital.

'Sigo con tratamiento de Tamiflú, aunque mis análisis dieron negativo', indicó. China ya fue objeto de críticas hace unos meses por las condiciones que proporciona a los sospechosos que coloca en cuarentena. 'Las condiciones no son del todo malas, pero es un lugar muy raro. Estás en una cama sin colchón, es como dormir encima de una plancha. Pero justo al lado hay una televisión de plasma', describió.

Nadie sabe aún cuándo podrán salir del aislamiento. Los 16 estudiantes confinados en el hotel parece que serán los primeros y abandonarán el establecimiento el lunes. El protocolo chino establece que se conceda el alta a los pacientes cuyos análisis muestren durante dos días consecutivos que no tiene el virus. Una norma que, como suele suceder en China, se aplica con arbitrariedad.

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