Este artículo se publicó hace 14 años.
Corinne Bailey Rae crea "vínculos emocionales" con las melodías de "The sea"
La cantante Corinne Bailey Rae estaba decidida a exponerse más en su segundo álbum, "The sea", cuando la inesperada muerte de su marido interrumpió la grabación de este disco y aceleró su proceso de madurez, permitiéndole "crear vínculos emocionales con la música a partir de la experiencia personal".
Siempre había buscado en la composición un canalizador de emociones y el fallecimiento de su marido, el saxofonista Jason Rae a principios de 2008, cuando ella contaba 29 años de edad, irrumpió de forma abrupta en la creación de su nuevo disco, que editó a finales de enero.
Si en su debut, "Corinne Bailey Rae", del que vendió cuatro millones de copias en todo el mundo, se podía acusar a esta admiradora de Custis Mayfield de sofisticación desapasionada, en "The sea" (Emi) ha encontrado la mesura en medio del caos emocional, alejándose del mero ejercicio de estilo para desarrollar una personalidad propia y así "expresar sentimientos con total claridad", explicó hoy durante su visita a Madrid.
Este antes y después en su vida obliga en el álbum a una enriquecedora dualidad y favorece los planes originales de la británica, que perseguía "el dinamismo y los contrastes que faltaban" en su grabación anterior. "Buscaba algo más agresivo, inmediato y poderoso", apunta.
Más de un año necesitó para componer y grabar la segunda mitad de este "The sea", en la que se centra en "la belleza de la pérdida" y que inicia con el duelo de "Are you here".
El apasionado estribillo de "I'd do it all again", sencillo que presenta este trabajo discográfico, nació tras una fuerte pelea matrimonial, mientras que "I would like to call it beauty" es el resultado de las reflexiones telefónicas con el hermano pequeño de su marido, originadas por la pérdida común.
La de Corinne Bailey Rae ha sido una historia de contrastes. De niña dejó el violín por la guitarra y la música de iglesia por el grunge, omnipresente a mediados de los 90.
"Tocar en iglesias me dio mucha confianza y el violín me enseñó disciplina -asegura-. Pertenecer a una orquesta te exige estar muy atenta a la entrada del resto de instrumentos, tener conciencia de grupo sobre un escenario y apreciar muchas texturas diferentes en las melodías".
No era fácil tener 14 años y ajustarse a un género en el que todo era perfección, recuerda, y encontró la libertad en el grunge, tan de moda en la época con Nirvana. Con el jazz y el soul llegó "la pasión y el encuentro con la armonía" en cada canción.
Instalada en la escena independiente de su país en sus primeros pasos profesionales, Corinne Bailey Rae siempre se sintió "cómoda mirando el éxito desde fuera", aunque reconoce haber disfrutado saltando al primer plano: "Lo afronté siendo yo misma. Lo mejor de ser reconocida es sentir que la gente ya está ganada de antemano cuando apareces sobre el escenario".
A pesar del salto cualitativo que le proporcionó su ascenso en las listas de ventas, la cantante no considera que su éxito le haya permitido el acceso a una nueva generación de artistas británicos.
"Además tan solo me identifico con uno o dos, KT Tunstall entre ellos, quizá porque no participo de la escena londinense. Me mantengo en Leeds o Manchester con músicos menos conocidos, a pesar de lo que me recomienda todo el mundo", responde.
Héctor Llanos Martínez.
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