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Depeche Mode, una rentable multinacional de los 80

La banda británica inicia en Valencia su gira de cinco conciertos en España

CARLOS BAZARRA (EFE)

En 30 años de carrera han ofrecido música para las masas, fe y devoción en las celebraciones del Lado Oscuro del techno-pop y algunas canciones del imaginario colectivo del siglo XX, y esta noche han vuelto a demostrar que se han convertido, también ellos, en una rentable multinacional de los 80.

Depeche Mode han ofrecido en un desangelado pabellón-hangar de Feria Valencia, con tres cuartos de entrada, el primero de sus cinco conciertos otoñales en España de su gira más universal, con la que desde mayo y hasta febrero de 2010 ofrecen un milimetrado espectáculo que combina sus grandes éxitos con la presentación de sus nuevas canciones.

La banda de los británicos Dave Gahan, Martin L. Gore y Andrew Fletcher ha ofrecido dos horas exactas de concierto para defender su duodécimo álbum de estudio, 'Sounds of the Universe', y repasar sus piezas más emblemáticas en este segundo capítulo español de la gira que en verano les llevó ya a Valladolid y Bilbao y que la próxima semana parará en Madrid (16 y 17) y Barcelona (21 y 22).

Teloneados por una de las bandas más atractivas y fiables del panorama alternativo británico, Soulsavers -uno de cuyos temas más celebrados se llama, precisamente, 'Revival'-, Depeche Mode ha llegado con medio partido ganado pues Valencia sigue siendo un rentable reducto de nostálgicos de los años 80, aquellos que grababan en casete y ahora ya no se compran discos: los descargan y los comparten virtualmente entre sus móviles de última generación.

Esta noche se ha visto mucha indumentaria negra, espejo de una época que en esta ciudad vivió años gloriosos y trazó rutas de fiesta sinfín y un estilo músico-vital (el 'remember') que sigue triunfando en discotecas y clubes de Valencia.

Depeche Mode regresaba a tierras valencianas tras actuar en el FIB en 2006

Depeche Mode, que regresaba a tierras valencianas tras actuar en el FIB y en Torrevieja en julio de 2006, ha ofrecido un recital efectista en cuanto al colorido y la vistosidad de su gran pantalla, con imágenes y animaciones de Anton Corbijn (cuervos, caras, ojos que todo lo ven, infiernos), y potente en vatios de sonido aunque nada fino en sus detalles, saturados y perdidos en un entorno que no se ha quedado más frío gracias a las ganas de bailar del público.

Los tres de Essex no se han salido del guión de este 'Tour of the Universe' y han sonado desde las nuevas 'In chains' o 'Wrong' hasta sus grandes clásicos ('World in my eyes', 'It's no good', 'I feel you', 'Never let me down again'), pasando por 'In your room', 'Fly on the windscreen' o 'Walking in my shoes'.

Han llamado la atención unas guitarras más propias de Rammstein en 'A question of time', los protagonismos intimistas de Martin L. Gore en 'Home' y 'Dressed in black', el chicle descafeinado en que han convertido 'Policy of truth', el éxtasis colectivo con 'Enjoy the silence' y un final de fiesta donde el techno fronterizo del 'Personal Jesus' que inmortalizara Johnny Cash ha dejado a muchos con la frase 'vaya subidón' en los labios.

Su primer LP cumplirá 30 años en 2011

Y es que Depeche Mode, que firmaron con 'Violator' el perfecto epitafio al techno-pop de los 80 y volaron comercialmente hasta 'Songs of faith and devotion' (1993), han logrado tener a muchos devotos. Su primer LP cumplirá 30 años en 2011 y se han convertido ya en unos clásicos; y eso se paga, para bien y para mal, porque la salud y la voz -sobre todo de su líder- ya no están para muchos trotes y porque sus grandes éxitos salen ya demasiado profesionales de sus teclados y guitarras.

Son abanderados de una peculiar cultura pop teñida de sonidos y estéticas oscuras; influidos por Kraftwerk y Roxy Music y coetáneos de OMD, Siouxsie and the Banshees, Pet Shop Boys, Duran Duran o The Cure, Depeche Mode son corresponsables de que los 80 sean rentables musical y publicitariamente: han sabido exprimir sus mejores bazas pasadas para maquillar un presente con mucho menor peso comercial y musicalmente más minoritario.

Esta noche lo han vuelto a demostrar. Con mucho humo, mucho ambiente cuasigótico y mucho chillido de su cantante para intentar disimular unos tonos a los que ya no llega. Como en 'Enjoy the silence' o 'Stripped', donde le ha venido muy bien esa excusa de ceder el honor al público para que cante los estribillos; eso sí, sin parar de bailar con su pie de micrófono y dejando claro de quién es el chaleco de cuero negro más famoso del rock.

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