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La disputa de Las Cabezadas termina en tablas en León después de 852 años

EFE

Un año más ha culminado hoy en tablas la ceremonia de las Cabezadas, un rito que se celebra en la Real Colegiata de San Isidoro de León en torno a una disputa dialéctica por el carácter obligatorio o voluntario de una ofrenda que hace el pueblo leonés al santo por un milagro obrado hace 852 años.

Han pasado más de ocho siglos desde aquel milagro y el Ayuntamiento y el Cabildo isidoriano siguen 'erre que erre' en el enfrentamiento en que se enzarzan cada año, ante cientos de personas, en el claustro de la Colegiata.

Este año la disputa ha ido más allá y el síndico municipal, representado por el vicealcalde de León, Javier Chamorro, llegó a acusar al Cabildo de cometer la "prevaricación continua más larga de la historia contra todo el pueblo de León", puesto que, a sabiendas de que la ofrenda es voluntaria, llevan insistiendo 852 años en que ésta es obligatoria.

Ni los argumentos del síndico al Cabildo de que este año, en que se celebra el 1100 aniversario de la constitución del Reino de León, ni el recuerdo de que en ese mismo lugar donde se han celebrado las Cabezadas acogieron las primeras cortes con representación popular, han servido al representante del cabildo, Gonzalo Flórez, para dar su brazo a torcer.

Flórez ha recordado que la ofrenda ha sido "un compromiso del pueblo" y que se sienten "muy complacidos" porque el pueblo de León vaya todos los años en procesión a llevarles el cirio, lo que ha considerado "obligatorio".

La ofrenda en cuestión consiste en un cirio de 11,5 kilogramos y 1,10 metros de largo, y dos hachones de cera en agradecimiento a este milagro de San Isidoro.

En el debate, el vicealcalde trató todo tipo de argucias para convencer al cabildo, sacó a colación un vino que se guarda con gran misterio en la Colegiata desde hace 900 años, les regaló un cerdo de peluche, chorizos, queso de Valdeón y botillo del Bierzo, pero nada, el Cabildo siguió con la suya y el debate terminó en tablas.

Este acto viene a raíz de un milagro de San Isidoro que en 1158 puso fin a una gran sequía que asolaba la zona de León, según la crónica del cánonigo Lucas de Tuy.

Este hombre explica que el origen de la tradición se remonta a los tiempos del Rey Fernando II cuando el pueblo sacó en procesión las reliquias de San Isidoro para rogarle agua.

Una vez llegaron a Trobajo del Camino, actual término municipal de San Andrés del Rabanedo, en el alfoz de León, empezó a llover y la urna alcanzó tal peso que nadie consiguió moverla de allí por más que lo intentaron durante tres días.

Entonces, aparecieron cuatro niños y consiguieron levantar la urna como si fuera una pluma.

La lluvia se interpretó como un milagro y el hecho de que pesara tanto la urna con los restos del santo a que éste no quería que le sacaran de la Colegiata.

Con motivo de este milagro, la Corporación municipal acude el último domingo de abril al son de clarines y tambores, custodiados por la guardia real y acompañados de maceros, a la Colegiata de San Isidoro a entregar al Cabildo dicha ofrenda.

Este año, como novedad, en el trayecto del desfile desde el antiguo Ayuntamiento hasta la Colegita, han participado una treintena de pendones y pendonetas representativos de los pueblos de León.

Al acto asistieron autoridades civiles y militares, entre ellos el alcalde de León, Francisco Fernández y el obispo leonés, Julián López.

Asimismo, han acudido al acto el europarlamentario de UPyD Francisco Sosa Wagner, así como el viceconsejero de Cultura de la Junta, Alberto Gutiérrez.

La ceremonia concluyó, tras la misa, con una inclinación de los participantes en el acto a las puertas de la Colegiata de San Isidoro, una de las joyas del románico español, y de ahí viene el nombre de Cabezadas.

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