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Eduardo Blanco, de entrañable amigo a duro policía en "Naranjo en Flor"

EFE

Le conocemos como entrañable amigo de Ricardo Darín en "El hijo de la novia" o "Luna de Avellaneda", pero al argentino Eduardo Blanco le gusta "la variedad" y por ello se atreve con un duro policía en "Naranjo en flor", una "película policial, de amor o algo así", que se estrena el 17 de abril.

Interpretar a un personaje "tan oscuro" fue una de las claves para que Blanco dijera sí a la coproducción dirigida por el realizador vasco Antonio González-Vigil quien, obligado por los problemas de financiación, tuvo que alterar el guión original y trasladar la historia, que en principio iba a estar ambientada en el País Vasco, a Argentina, donde encontró apoyó económico.

Allí transcurre la relación "de deseo y excitación sexual" entre Malena (María Marull), una psicoanalista que accidentalmente mata a un policía y oculta el crimen, y Carlos, compañero del muerto y encargado de investigar su desaparición.

"En realidad, yo no la veo como una historia de amor, pues para mí en una historia de amor deben jugar un papel importante la emoción, el cariño y la contención", explica a Efe el actor, quien cree que, por el contrario, las relaciones tormentosas del filme y el carácter "curtido" de su personaje pueden invitar a reflexionar sobre la violencia en general y sobre la violencia de género.

Los tangos, en especial el tema "Naranjo en flor" -del que se incluye una versión interpretada por María Jiménez-, sirven de telón de fondo y banda sonora a esta relación, en la que juegan también un papel importante la música y las letras de Joaquín Sabina, presente no sólo a través de su música, sino también en boca del protagonista.

"Sabina es un gran tanguero, seguramente en alguna otra vida nació en Buenos Aires", subraya el actor, que tuvo el difícil reto de hacer que su personaje, apodado "El Sabina", parafraseara "de forma natural y armónica" al autor de versos como "amores que aman nunca mueren", que puede leerse en el cartel del filme.

Blanco, hijo de gallegos y a caballo entre el cine español y argentino, cree que esta mezcla de nacionalidades, audible a través de la música y visible en la pantalla, es un "excelente complemento", lo que le lleva a proclamar que es necesario que se intensifiquen las coproducciones en idioma español. "Antes de que nos quieran quitar la 'ñ' de los ordenadores, debemos darnos cuenta de que somos cerca de 600 millones de hispanohablantes en el mundo", dice.

Como ejemplo cita "Vientos de agua", la serie creada por el director argentino Juan José Campanella, que Blanco producía y protagonizaba y que hablaba de un tema que le tocaba muy cerca: el fenómeno de la emigración "de ida y vuelta".

Blanco aún recuerda cómo se sintió "azorado" cuando la serie fue retirada prematuramente de la pantalla por no obtener los resultados deseados. "Decían que a la gente no le interesó pero yo no creo que sea así. Durante todo el 2006, el DVD de la serie fue el más vendido tras el de la serie americana 'Perdidos'", subraya.

Superado el bache, con el que dijo adiós a la producción, el cómico tiene pendiente el estreno de su primera película mexicana, "180 grados", de Fernado Calife, y de la española "Pájaros muertos", de Jorge y Guillermo Sempere.

Además, acaba de terminar de rodar "La vida empieza hoy", de Laura Mañá, junto a Pilar Bardem, María Barranco y Rosa María Sardá, y en mayo comenzará a trabajar bajo las órdenes de David Serrano en "Una hora más en Canarias".

En sus planes de futuro está volver a sumarse al triunvirato argentino responsable de "El hijo de la novia", "El mismo amor, la misma lluvia" y "Luna de Avellaneda" y que forman el guionista Fernando Castets, Campanella y el actor Ricardo Darín.

"Campanella y Darín acaban de hacer una película en la que yo no estoy -"El secreto de sus ojos"-, pero en ella debuta mi hijo, así que, al fin y al cabo, si que está presente una parte de mí", dice entre risas.

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