Público
Público

Edwards abandona la carrera

El tercero en liza de los demócratas termina la campaña sin dar su apoyo a Clinton ni Obama.

ISABEL PIQUER

No pudo ser en 2004. No lo será en 2008. John Edwards, renunció ayer a luchar por la nominación demócrata y abandonó la carrera sin respaldar a ninguno de sus rivales.

Su retirada reduce la contienda al duelo Barack Obama-Hillary Clinton y confirma  que noviembre será una cita histórica en las presidenciales estadounidenses: la primera vez que un negro, o una mujer, aspirarán a dirigir el país.

En una barriada pobre de Nueva Orleans, una fila de casas destartaladas, restos de la tragedia del Katrina, rodeado de su mujer, Elizabeth, y de sus tres hijos, el ex senador por Carolina del Norte y ex candidato a la vicepresidencia, aseguró que seguirá luchando “por la causa de mi vida”, ayudar a los más desfavorecidos.

“He hablado con los dos candidatos que me han asegurado que harán del fin de la pobreza el tema central de sus programas”, dijo Edwards que no dudó en criticar a los suyos. “No recuerdo cuando el Partido Demócrata decidió olvidarse de la clase obrera”

Con el mismo tono populista de sus mítines, Edwards habló de los “porteros, obreros y enfermeras” que había conocido durante el periplo electoral, que empezó hace 14 meses, también en Nueva Orleans.

Pero, en realidad, fueron cuatro años de campaña. Edwards, que renunció a un segundo mandato como senador para competir con John Kerry en las elecciones de 2004, nunca abandonó sus aspiraciones presidenciales. Tomó un puesto simbólico en la Universidad de Carolina del Norte y fundó una organización caritativa con su mujer a base de voluntarios, mientras repensaba su estrategia.

Con su estilo apasionado, “esto es una batalla personal para mí”, su buena planta y su capacidad oratoria, pensaba enfrentarse sin problema a la candidata del aparato, Hillary Clinton. Pero Obama, más jóven, más dinámico, más parecido a lo que era Edwards hace cuatro años, lo deslocó.

El ex senador nunca llegó a encontrar su sitio. “Por primera vez tenemos como candidatos a una mujer, a un afroamericano y… está John”, dijo Obama en el último debate demócrata, resumiendo la tesitura en la que desde el principio se encontró el único hombre blanco de la contienda.

También surgieron detalles embarazosos sobre un corte de pelo de 400 dólares, una mansión de seis millones y una fortuna personal amasada como abogado en pleitos contra las grandes corporaciones, que contrastaban con su imagen de hombre del pueblo.

El senador estuvo a punto de renunciar, en marzo del 2007, cuando su mujer Elizabeth reveló que su cáncer, diagnosticado al día siguiente de perder las elecciones en noviembre del 2004 pero que había conseguido superar, era ahora incurable. Sin embargo, tomaron la decisión de seguir.

La noticia de la renuncia llegó antes de lo esperado. Hasta ayer por la mañana, la agenda del día seguía indicando que Edwards iba participar en una cena del partido demócrata y que hoy acudiría a un debate de la CNN en Los Angeles.

El senador indicó veladamente en su discurso que llevaba varios días sopesando su decisión al asegurar que “estuvo a punto de cambiar de opinión” tras hablar con simpatizantes de Kansas y Missouri.

Hijo de obreros

Edwards parecía dispuesto a llegar hasta el final, con la idea de acumular suficientes apoyos para erigirse en juez y árbitro de unas primarias muy reñidas.

Su derrota en Carolina del Sur, donde nació y donde esperaba conseguir un nuevo impulso, precipitó su decisión.

Su segundo puesto en Iowa le devolvió la esperanza pero su resultado en Nevada, con sólo 4% de los votos, supuso el batacazo definitivo.

'Quiero deciros que este hijo de obrero va a estar bien”, dijo Edwards, que en ningún momento dejó de sonreir.

Deja así el supermartes, los 1681 delegados que se decidirán en las 22 primarias demócratas del día 5, en manos de Clinton y Obama.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias