La operación de cáncer a la que ha sido sometido el líder de La Izquierda alemana, Oskar Lafontaine, ha desatado un amargo debate sobre el futuro del partido. Algunos compañeros han levantado la veda y hablan ya de posibles sucesores, mientras que sus rivales aprovechan la situación para augurar malos tiempos al partido. Pero ayer, con ocasión de la intervención quirúrgica en una clínica de Homburg, en el estado del Sarre, amigos y enemigos hicieron llegar al veterano político sus mejores deseos.

Lafontaine, de 66 años, anunció este martes a la opinión pública que padece cáncer de próstata, según algunos diarios. Ese fue el motivo de su retirada de la dirección del grupo parlamentario en Berlín, que provocó sorpresa poco después de las elecciones del 27 de septiembre.

La mayor falta de tacto llegó el miércoles por boca de Bodo Ramelow, el jefe de La Izquierda en el land oriental de Turingia, cuando dijo a Spiegel Online que 'a las próximas elecciones federales nos presentaremos sin Lafontaine', no por su enfermedad, sino por ser 'demasiado viejo'. Ramelow tuvo que rectificar y dijo a la televisión ZDF que un cambio de presidente 'no está en el orden del día'.

'A las próximas elecciones federales nos presentaremos sin Lafontaine'

Klaus Ernst, vicepresidente del partido, no ocultó su indignación con Ramelow. 'No puedo sino recomendar a todos los miembros del partido que eviten ahora los debates sobre personal. Sería perjudicial para La Izquierda y moralmente cuestionable. Es de mal gusto sugerir nombres cuando aún tenemos un presidente', subrayó el vicepresidente.

En el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), antigua patria política de Lafontaine, crecen los malos augurios para La Izquierda si la enfermedad fuerza la retirada del político. 'El partido se desintegrará' y caerá en manos de 'antiguos comunistas del Este', dijo Andrea Nahles, jefa del ala izquierda del SPD y nueva secretaria general.