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Escalada, afganización y la guerra de Vietnam

Zapatero sufrirá en su cita con Barack Obama una presión similar a la que tuvo Aznar con la guerra de Irak

ERNESTO EKAIZER

Aunque en Washington hablan de un Ejército Nacional Afgano de 90.000 soldados, este Ejército es invisible en Afganistán. Cuando 4.000 marines norteamericanos fueron enviados en julio pasado a la provincia de Helmand una de las 34 regiones del país para apresar a los talibanes en una de sus guaridas, sólo les acompañaban 600 miembros de las fuerzas de seguridad afganas, algunos de ellos policías. ¿Por qué no recuperaron Helmand las propias fuerzas del Ejército afgano después de ocho años de entrenamiento y mentalización? 'No hay explicación', escribe la periodista y escritora norteamericana Ann Jones después de realizar un reportaje in situ, el pasado verano, acerca de los programas de entrenamiento del Ejército norteamericano para soldados y policías.

Y añade: 'Los oficiales de Estados Unidos y la OTAN se quejan de que las unidades del Ejército afgano no están preparadas para operar de manera independiente, pero nadie contesta esta simple pregunta: ¿dónde está ese Ejército? Tal Ejército, según mi educada presunción, simplemente no existe'.

La nueva estrategia evoca en EEUU a la que se desarrolló en la guerra de Vietnam

El presunto cambio de estrategia actualmente a debate en la Casa Blanca se basa, precisamente, en reforzar ese Ejército inexistente como cuerpo militar hasta llegar en varios años a los casi 400.000 soldados y mientras este plan va madurando enviar de inmediato más soldados (alrededor de 45.000) para aumentar las tropas extranjeras desde los más de 100.000 actuales hasta los casi 150.000 soldados.

Ya la forma de presionar sobre la Casa Blanca está diciendo bastante sobre la estrategia del establishment militar norteamericano. La filtración del documento del general Stanley McChrystal, el comandante a cargo en Afganistán, fue firmada en la portada de The Washington Post, el pasado lunes 21 de septiembre, por Bob Woodward, el periodista del Watergate de los años setenta, el que siempre ha mantenido relaciones especiales con las Fuerzas Armadas norteamericanas. El título era directo: 'Más tropas o fracaso de la misión'. Pero he aquí que en el informe publicado no venía, concretamente, la solicitud de tropas. Esta petición se cursaba por separado al ministro de Defensa, Robert Gates, con destino al presidente Barack Obama.

Pero la presión es un hecho. Obama ha respondido que no tomará una decisión hasta conocer la revisión de la estrategia que está promoviendo McChrystal. Tanto la población norteamericana como una parte creciente del Partido Demócrata sigue la situación en Afganistán como una pesadilla.

La nueva estrategia evoca en EEUU especialmente a la guerra de Vietnam. El presidente demócrata Lyndon John-son inició la escalada y Richard Nixon propuso la llamada vietnamización del conflicto. La idea era ganar el alma y los corazones de los vietnamitas para ganar la guerra. Ahora el general McChrystal propone la afganización del conflicto reforzando el Ejército del país asiático. El documento de McChrystal pretende que el presidente Hamid Karzai (el hombre de paja de EEUU) es algo así como un depredador y un corrupto pero no vacila a la hora de elogiar al inexistente Ejército afgano, una isla en el mar de abusos del país.

'El fracaso en tomar iniciativa y darle la vuelta a la ofensiva insurgente en los próximos doce meses mientras madura la capacidad de la seguridad afgana supone un riesgo para el desenlace en el cual derrotar a los insurgentes ya no sería posible', escribe el general. La ministra de Defensa, Carmen Chacón, elogió el miércoles, al solicitar al Congreso el envío de 220 soldados más a Afganistán, la nueva estrategia de McChrystal cuando esta todavía no cuenta con el respaldo de Obama. La ministra dijo: 'Todo esto, señorías, debe llevar a lo que España ha defendido desde hace tiempo y que se resume en un término, el proceso de afganización. Este es el proceso que permitirá que los afganos se constituyan en protagonistas y asuman progresivamente sus propios deberes y sus propias responsabilidades'.

La experiencia de Vietnam es la Biblia para los que no conocen la secuencia de aquellos hechos. La Administración norteamericana razonó que para conquistar el apoyo de la población, se hacía necesario un Ejército e instituciones sólidas. La consigna era dar seguridad a la gente. Llegó, pues, la escalada del presidente Johnson y su secretario de Defensa, Robert McNamara, o la americanización de la guerra. Más tarde, ante la evidencia creciente de que la guerra estaba perdida, Nixon puso en práctica la vietnamización, una presunta retirada sin derrota, hasta llegar, finalmente, a la catástrofe militar.

La vieja y extinta Unión Soviética ya esgrimió, con su larga ocupación, las transformaciones sociales para conquistar el 'alma y los corazones' de las diferentes tribus afganas. Y el Ejército soviético fue expulsado después de una prolongada resistencia. Ahora, durante estos días, en que existe el riesgo de preparar la retirada prematura de los planes contra la crisis económica y financiera, lo que no sería prematuro es preparar la retirada de Afganistán antes del desastre.

Pero Obama ordenará la escalada con un nuevo aumento de tropas. Mira por dónde, Rodríguez Zapatero sufrirá el próximo 13 de octubre en la Casa Blanca un pressing similar al que Aznar vivió en relación con Irak.

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