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Los expertos alertan sobre el preocupante aumento de la hipertensión en todo el mundo

AINHOA IRIBERRI

Existen numerosos factores de riesgo para padecer una dolencia de este tipo, pero la hipertensión arterial (HTA), una condición cuya incidencia aumenta con la edad, destaca entre todos ellos.

Al ser la esperanza de vida cada vez mayor, los casos de hipertensión están alcanzando niveles preocupantes para los expertos, lo que ha llevado a la revista médica The Lancet , una de las más prestigiosas del mundo, a publicar un duro editorial al respecto.

La hipertensión es el principal factor de riesgo para padecer un ictus y unos de los tres, junto con la obesidad y el tabaquismo, para experimentar un infarto agudo de miocardio.

1.500 millones de hipertensos en 2025

La revista recuerda que en el año 2000 se calculaba que 972 millones de adultos eran hipertensos. Se cree que la cifra ascenderá a más de 1.500 millones en 2025, por lo que no es arriesgado afirmar que ya se ha superado la cifra de 1.000 millones.

Sin duda, una buena razón para dar la voz de alarma, sobre todo si se tiene en cuenta que existen tratamientos farmacológicos eficaces. Eso sí, tal y como advierte el especialista del Hospital Clínic de Barcelona Antonio Coca, la hipertensión “no tiene cura”.

A vueltas con las cifras 

Entre la comunidad científica existe una cierta polémica sobre las cifras de la hipertensión. Por eso, se esperaban con interés las guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología, publicadas en julio que, de hecho, han reconocido que los niveles que en todo el mundo se califican como hipertensión (139 mm Hg -89 mm Hg) son científicamente cuestionables.

De ahí que hayan surgido unas nuevas cifras (110 - 115 mm Hg y 75 - 70 mm Hg) que la Sociedad Americana de Cardiología ha denominado prehipertensión, y que hace que los cardiólogos estadounidenses puedan asignar tratamiento farmacológico a personas con factores de riesgo añadidos.

“En Europa preferimos hablar de presión normal alta”, señala Coca. La diferencia es que así no se le transmite al paciente la sensación de que se enfrenta a un proceso irreversible, sino que se le puede “animar a cambiar los estilos de vida”.

Estas cifras de tensión sanguínea  pueden controlarse adoptando medidas cardiosaludables, como la mejora de la alimentación y la práctica de ejercicio.

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