Este artículo se publicó hace 15 años.
Dos filmes latinoamericanos lideran la cartelera
El brasileño Fenando Meirelles cumple su sueño de llevar el Nobel de Saramago al cine y el mexicano Guillermo Arriaga ficha a tres talentos rubios para su debut como director
El director de Ciudad de Dios, Fernando Meirelles , lleva al cine Ensayo sobre la ceguera , del Nobel de Literatura José Saramago. En el caso de Meirelles, la ceguera es blanca. El director rehuye el tópico de una invidencia oscura para llenar de luz lechosa la falta de visión de sus protagonistas. A ciegas es a veces tan blanca, está tan pulcramente iluminada, que se echa en falta la imagen embrutecida acorde con la decadencia que viven los internos en los campos de concentración para ciegos de esta representación de un postapocalipsis moral.
"Sólo cerrando los ojos ves el interior de las personas"El propio Meirelles ha confesado haber pulido el filme, después de su estreno en Cannes, de los momentos más desagradables. Así, como en sus anteriores películas, el brasileño reincide en una puesta en escena de intachable diseño de producción pero que acaba cayendo en una perversa paradoja: Meirelles practica una estilización de la miseria apta para ser vendida a todo tipo de espectadores.
En el caso de A ciegas, esta rebaja de elementos sórdidos supone también una disminución del poder fabulador del original literario. Empeñado en no molestar al público -por un lado- y en ser didáctico al máximo, por otro, el director acaba sirviendo, más que una metáfora de la degradación del ser humano situado en circunstancias extremas, unas cuantas reflexiones, al estilo "sólo cerrando los ojos ves el interior de las personas". Frase digna de aparecer publicada en una de esas postales ilustradas con un crepúsculo. Situada en una geografía sin especificar, A ciegas se inicia con una extraña epidemia que provoca que sus víctimas pierdan la vista sin causa aparente. Como la enfermedad se extiende sin solución, las autoridades deciden encerrar a los afectados en unos pabellones aislados donde quedan a merced de ellos mismos.
El reparto
El conjunto de intérpretes de A ciegas revela un ‘melting pot’ que cumple con las cuotas de actores nacionales exigidas por las diferentes productoras y al mismo tiempo con esa imagen de ciudad sin localizar representativa del nuevo mundo globalizado. Junto a los dos protagonistas norteamericanos, encontramos a Alice Braga, la sobrina de Sonia Braga a quien ya habíamos visto en Ciudad de Dios, al mexicano Gael García Bernal y a los japoneses Yusuke Iseva y Yoshino Kimura.
Lejos de la tierra quemada empieza con un plano digno de Antonioni de una caravana ardiendo (probablemente, lo mejor del filme) y finaliza con otro que resultaría anodino hasta en Hospital Central. En medio, el fuego del inicio se ha convertido en humo de pajas merced a un guión cuya enfermiza artificiosidad elimina todo atisbo de tensión dramática. Como si de un libro de caligrafía se tratara, Arriaga copia y recopia la estructura narrativa que tan buenos resultados le diera en Amores perros o 21 gramos, sin importarle un bledo que esa forma convenga a la nueva historia que pretende contar. De hecho, hacia la mitad del metraje, es tal el regodeo del copioneta que ya no queremos ni que nos la cuente. La excelente interpretación de sus actrices, Charlize Theron, Kim Basinger y Jennifer Lawrence (Mejor Actriz Joven en Venecia) no basta.
El subtexto
Si por algo han destacado Arriaga y su, hasta hace poco, inseparable director Iñárritu, ha sido por convertirse en los nuevos misioneros del cine, siempre dispuestos a hacer proselitismo del amor al prójimo, un concepto de la existencia que alcanzó el éxtasis con Babel. Su capacidad para la comprensión y el posterior perdón de los defectos humanos, el tufo ‘oenegero’ que desprenden sus esterotipados personajes, sólo puede compararse con la bonhomía de las películas de José Luis Sáenz de Heredia.
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