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"Las fuerzas terrestres están listas para actuar"

El portavoz del ejército israelí, Avital Leibovitz, advierte de que 'está todo preparado' para una posible incursión y que  no habrá alto el fuego mientras no cese el lanzamiento de cohetes desde l

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Cientos de tanques israelíes cercaban Gaza a la espera de la orden de invadir la Franja palestina, cuyo entorno geográfico ha sido declarada 'zona restringida' por el Ejército del Estado Judío. De hecho, el portavoz del ejército israelí, Avital Leibovitz, ha declarado que 'las fuerzas terrestres están listas para actuar. Todo el mundo está en su lugar sobre el terreno' aunque 'por ahora sólo atacamos por aire y por mar'.

Al menos diez palestinos muertos es el balance de una nueva noche de terror en la que los bombardeos sistemáticos del ejército israelí intentan destruir las instalaciones de Hamás en la franja de Gaza y que han causado cerca de 375 muertos y unos 1.700 heridos, según recoge la cadena estadounidense CNN.

Mientras un soldado israelí moría como consecuencia del lanzamiento de un mortero, los últimos ataques aéreos israelíes han dañado oficinas ministeriales del Movimiento de Resistencia Islámico de Hamás y a la Universidad Islámica de la ciudad de Gaza.

La intensificación de los bombardeos está englobada dentro de una operación que también está centrada en la movilización de las tropas de Israel en torno a las zonas próximas a Gaza y que podría ser la antesala de una incursión terrestre, propiamente anunciada por el Ejército en el caso de pretender 'acabar la operación con mayor rapidez'.

El Ejército ha declarado el área fronteriza con la franja 'zona militar cerrada' y sigue amasando tropas, blindados y tanques que en cualquier momento pueden entrar en el territorio palestino. Además de que ha rechazado cualquier tregua con Hamás hasta que no se elimine por completo la amenaza de los ataques con cohetes contra los efectivos judíos, mientras anunciaba que están preparados para enfrentarse a los islamistas 'durante semanas'.

'No hay lugar para el alto el fuego', afirmó hoy el ministro del Interior, Meir Sheetrit, en declaraciones a una emisora de radio israelí.  'El Gobierno está empeñado en eliminar la amenaza de los ataques (con misiles) lanzados contra el sur', manifestó el ministro israelí. 'Por tanto, el Ejército hebreo no debe cesar la operación antes de acabar con el propósito de los palestinos y de Hamás de continuar atacando Israel', agregó.

Sin embargo, lo que por ahora parece claro es que Israel no lanzará una invasión general de la franja, que sería muy costosa en dinero y en bajas, además de tener consecuencias políticas inciertas. Analistas militares sostienen que lo más probable es que los tanques entren en zonas específicas y limítrofes con Israel para impedir el lanzamiento de los cohetes.

Sin embargo, sólo falta una orden del ministro de Defensa israelí Ehud Barak, quien manifestó que si no se detiene el lanzamiento de cohetes, Israel utilizará 'todos los medios a su disposición', que no especificó, para que el Ejército entre en acción.

Los continuos ataques entre Israel y Hamás han agravado la situación humanitaria de un millón y medio de personas en la franja de Gaza y de 200.000 en Israel, aunque de manera desigual. La peor parte, como siempre, se la llevan los civiles palestinos, entre los que los bombardeos israelíes han provocado una auténtica catástrofe.

El número de muertos habla por sí sólo. Más de tres centenares y medio en el lado palestino frente a dos en el lado israelí, mientras que el número de heridos mantiene una relación similar que revela con claridad la fuerza desproporcionada que utiliza Israel.

Naciones Unidas estima que el número de civiles fallecidos en estos tres días se eleva a 57. Las fuentes de la ONU admiten que es la cifra de la que tienen constancia directa, pero que el número real será probablemente mayor.

En Gaza creen que está cifra no se ajusta a la realidad y refleja sólo un saldo provisional de las primeras horas. 'El balance es incompleto. Durante las primeras horas la mayoría de los muertos fueron policías y agentes de Hamás que estaban en las comisarías, pero a partir de entonces la mayoría de los muertos han sido civiles, niños y mujeres', comentan fuentes palestinas.

Las autoridades sanitarias de Gaza desmintieron ciertas informaciones, según las cuales el domingo un número de heridos graves fueron trasladados a hospitales de Egipto a través del paso de Rafah.

Funcionarios del Ministerio de Sanidad corrigieron que ningún herido cruzó la frontera, aunque es cierto que del lado egipcio esperaban decenas de ambulancias. Hasta la caída de la noche del lunes tampoco había cruzado ningún herido, aunque a última hora se informó de que 'algunos' sí que lo habían hecho.

El castigo colectivo afecta a todos y cada uno de los habitantes de Gaza. El bloqueo hace que apenas haya harina u otros alimentos y bienes esenciales, sin contar con la falta de medicinas que causan muertes a diario. Israel permitió la entrada de algunas decenas de camiones. Frente a las pocas panaderías que aún funcionan se amontonan decenas o centenares de personas que deben esperar cuatro horas o más para comprar pan para dos días.

Como respuesta a cada ataque, la gente se esconde instintivamente en sus casas. Las calles se vacían. No hay coches ni transeúntes. Tienen que pasar algunas horas para que los más valientes se atrevan a salir de nuevo. Nadie sabe dónde caerán las siguientes bombas. Una situación semejante se vive en Israel.

La rabia acumulada en el lado palestino, con constantes llamadas a la lucha, la venganza e incluso a la Tercera Intifada, han provocado que sus acciones no se hayan detenido. Así, durante la jornada del lunes un proyectil lanzado desde Gaza mató a dos israelíes.


Por mucho que el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, reiterase el lunes que la ofensiva 'no va contra los civiles', niños, adolescentes, mujeres y civiles en general se cuentan entre las víctimas mortales de los ataques isralíes. Además, la proporción de civiles muertos por los ataques israelíes ha crecido significativamente entre un día y el siguiente según fuentes hospitalarias. Estas fuentes indicaron que entre las víctimas de ayer hubo muchos más civiles que milicianos y policías, que en teoría son los objetivos del Ejército.

El malestar de los jefes militares y de los políticos israelíes es evidente. No soportan que las milicias disparen a diario decenas de cohetes sin poder eliminar a las escurridizas células que operan desde Beit Hanun y desde el norte de la franja. En consecuencia, cada vez son más los civiles que pagan esa impotencia.

En concreto, cinco hermanas palestinas de entre 1 y 17 años perecieron en uno de los bombardeos israelíes contra Gaza. Según la agencia palestina de noticias Maan, las cinco niñas de la familia Balusha fallecieron al caer un misil sobre su casa, muy cercana a una mezquita que era objetivo de los aviones israelíes, en el campo de refugiados de Jabalia, al norte de la franja.

En el lado israelí, el lunes murió un obrero que trabajaba en una obra en construcción en la ciudad de Ashkelón, al norte de Gaza, que fue alcanzado por un cohete Grad. Las milicias dispararon más de 60 cohetes a lo largo de la jornada, causando dos decenas de heridos, cinco graves, y un gran número de crisis nerviosas entre la población que reside cerca de la franja.

Mientras tanto, Israel y Hamás ya están moviendo los peones de cara al próximo alto el fuego. Israel exige una tregua de larga duración y en las mismas condiciones que la que expiró el 19 de diciembre, mientras que Hamás quiere garantías de que el bloqueo no será tan riguroso como hasta ahora.

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