Este artículo se publicó hace 15 años.
El futuro de la UE, de nuevo en manos de Irlanda
La esperanza de la Unión Europea de tener una mayor influencia global descansaba el viernes por segunda y última vez en Irlanda, que votaba en un referéndum que podría hundir a los Veintisiete en una crisis si vuelve a inclinarse por el "No".
Bruselas depende de tres millones de irlandeses para ratificar el Tratado de Lisboa después de que el país, que representa menos del uno por ciento de los casi 500 millones de habitantes de la UE, retrasara la introducción de la reforma de su Constitución el año pasado en un sorprendente rechazo.
Las encuestas sugieren que esta vez Irlanda aprobará el tratado, tras asegurarse concesiones de Bruselas y en medio de temores de que un segundo rechazo aislaría al país en un momento de grave recesión. Pero también existe la preocupación de que el sentimiento de rechazo al Gobierno podría conducir a un resultado ajustado.
La participación era lenta en todo el país, con una media de alrededor del 20-25 por ciento a mediodía, aunque las autoridades esperaban que subiera cuando la gente saliera del trabajo.
"En este momento tiene buena pinta para el 'Sí', pero necesitamos que la gente venga esta tarde", dijo a Reuters el ministro de Asuntos Europeos, Dick Roche.
El primer ministro Brian Cowen, que podría perder el cargo si cosecha una segunda derrota, ha advertido que un rechazo podría suponer el éxodo de la inversión extranjera y ha instado a la gente a dejar a un lado sus sentimientos hacia él cuando vayan a votar.
Pero sus peticiones han encolerizado a muchas personas que afrontan una situación complicada con desempleo, altos impuestos, y la posible perspectiva de menores pagos de la seguridad social en el próximo presupuesto austero.
"No voy a cambiar mi opinión respecto a la última vez. Un 'No' significa 'No'", dijo Ron Rusell, de 42 años, en la céntrica calle O'Donnell, en Dublín.
"Muchos de mis compañeros tienen la misma opinión", agregó, en medio de una protesta de taxistas que bloqueaba la calle y en la que abundaban las pegatinas con un "No a Lisboa".
A REGAÑADIENTES
La asistencia era especialmente baja en las zonas de clase trabajadora, tradicionalmente hostiles a Europa, pero incluso en los barrios de clase media, como el de Booterstown, muchos votantes dijeron votar que "Sí" a regañadientes.
"He votado 'Sí' de mala gana porque sentía que lo tenía que hacer hasta cierto punto", dijo David Early, un fotógrafo de 28 años.
El Tratado de Lisboa, diseñado para agilizar la toma de decisiones en la UE mediante la fijación de una presidencia a largo plazo y de un jefe de Política Exterior más fuerte, necesita ser ratificado por los 27 estados miembros para que entre en vigor.
Un segundo rechazo retrasaría la integración de la UE y más expansiones, ya que tanto Francia como Alemania han dicho que no aceptarán más miembros hasta que el tratado no entre en vigor, a la vez que debilitaría el euro y abriría la posibilidad de una Europa de dos velocidades.
Además, un "Sí" irlandés presionaría a los presidentes euroescépticos de Polonia y República Checa para que firmen las leyes que ratifican el tratado.
El presidente polaco, Lech Kaczynski, dijo que estaba dispuesto a ratificar el tratado si Irlanda vota "Sí" pero su homólogo checo Vaclav Klaus retrasará su aprobación hasta que el Tribunal Constitucional resuelva un recurso presentado por 17 senadores contra Lisboa.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.