Este artículo se publicó hace 15 años.
Los gobiernos europeos ultiman la fórmula para repetir el referéndum irlandés
Los gobiernos europeos se encuentran muy cerca de acordar una oferta a Irlanda que deberá permitir la repetición en ese país del referéndum sobre el Tratado de Lisboa, del que depende el nuevo marco institucional de la UE.
Un año después del "no" irlandés, los líderes europeos ofrecerán esta semana a Irlanda una serie de "garantías" sobre la inocuidad del nuevo tratado en lo que respecta a la neutralidad irlandesa o sus tradiciones familiares y fiscales.
El objetivo es que el Gobierno de Dublín pueda repetir con éxito la consulta, en otoño, y se despeje la incertidumbre que todavía reina sobre las instituciones y las reglas de funcionamiento de la Unión, cuatro años después del fracaso de la Constitución europea.
El nuevo tratado prevé, entre otras novedades, la designación de un presidente estable para la Unión y modifica la composición tanto de la Comisión Europea como del Parlamento.
El ministro irlandés de Exteriores, Micheal Martin, presentó hoy en Luxemburgo a sus colegas de la UE, por primera vez, un borrador escrito con las "garantías" que reclama Dublín para convencer a los votantes.
Martin explicó que desde diciembre pasado los sondeos apuntan a una victoria del "sí", pero previno de que lo mismo sucedió en 2008 meses antes del referéndum.
En esta ocasión, sin embargo, la grave crisis financiera y económica que sufre el "tigre celta" puede reconciliar a los irlandeses con Europa y una primera señal de ese cambio, según el ministro, ha sido el fracaso del partido anti-Lisboa, Libertas, en las recientes elecciones europeas.
Sobre la base de las ideas presentadas por Dublín, los Veintisiete han avanzado en las últimas semanas y van "camino de alcanzar un acuerdo en el Consejo Europeo" del jueves y el viernes próximos, según anunció en conferencia de prensa el titular checo de Asuntos Europeos, Stefan Füle.
El representante de la Presidencia de turno checa de la UE explicó que las garantías han de ser, por un lado, "suficientemente robustas", a fin de despejar "todas las objeciones que los ciudadanos irlandeses expresaron durante el referéndum".
Pero, por otro, la solución ofrecida a Irlanda "debe respetar una serie de líneas rojas" impuestas por el resto de los socios, a saber, no reabrir la ratificación del Tratado de Lisboa en los demás Estados miembros y "no ir más allá de lo acordado en la cumbre de diciembre" pasado.
En ese Consejo Europeo, los gobernantes ya acordaron que se ofrecería a Irlanda aclaraciones suficientemente vinculantes en lo referente al respeto de su baja fiscalidad y a su legislación social, su tradicional política de neutralidad y la protección de los derechos de los trabajadores.
Martin presentó hoy un documento de siete páginas que tiene la forma de una "decisión de los jefes de Estado o Gobierno de los veintisiete Estados".
La decisión incluye seguridades en relación con "el derecho a la vida, la familia y la educación", la fiscalidad, la seguridad y la defensa, así como una "solemne declaración" sobre los derechos de los trabajadores y la política social.
La fórmula de una "decisión" de los líderes impide cualquier modificación unilateral del acuerdo y, según los juristas, no obliga a los demás a volver a ratificar el Tratado, lo que representaría un enorme peligro en estos momentos en países como el Reino Unido o la propia República Checa.
"Un consenso esta semana es importante no sólo para Irlanda, sino también para el conjunto de Europa", subrayó hoy el ministro checo.
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, podría anunciar en la cumbre de esta semana la fecha del nuevo referéndum, según dijo Martin en Luxemburgo.
Las fechas que se barajan oscilan entre la última semana de septiembre y la primera de octubre, aunque Martin evitó pronunciarse sobre un día preciso.
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