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La guerra de Berlusconi con los medios de comunicación

El primer ministro de Italia es dueño y señor de una parte sustancial de ellos y, aun así, se declara víctima de una confabulación por parte de la prensa de su país

SANDRA BUXADERAS

El primer ministro de Italia es dueño y señor de una parte sustancial de los medios de comunicación de su país y, aun así, se declara víctima de una confabulación por parte de la prensa. Pero es él quien, a pesar de su imperio mediático y de su poder como gobernante, no duda en querellarse contra los medios que escapan a su control.

El último demandado ha sido el diario L'Unità: le pide dos millones de euros al editor y 200.000 euros a cinco articulistas femeninas -entre ellas la directora, Concita de Gregorio- por sus informaciones y análisis sobre su vida público-privada.

También se ha querellado contra el periódico La Repubblica y contra varios medios internacionales, entre ellos el español El País.

En sus ruedas de prensa, Berlusconi acostumbra a enfrentarse a los periodistas que le piden explicaciones que él no quiere dar, y una vez incluso hizo el gesto de ametrallar a una periodista rusa que le hizo una pregunta incómoda a su amigo Vladimir Putin en una aparición conjunta en Cerdeña en 2008.

El pasado lunes reiteraba su opinión de que 'el 90% de los periodistas' están vinculados a partidos de izquierdas o al sector progresista de la Iglesia. Lo dijo en una de las televisiones de su propiedad, Canale 5. Además, Berlusconi posee dos poderosas cadenas más, Italia 1 y Rete4, así como una importante editorial, Mondadori, y revistas de gran difusión.

Como primer ministro controla indirectamente la televisión pública. Y no sólo tiene gran influencia en varios medios conservadores, sino que controla estrechamente el periódico Il Giornale, propiedad de su hermano Paolo, y el Foglio, de su todavía esposa, Veronica Lario.

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