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Hizbulá y la mayoría parlamentaria se acusan entre sí y se agrava la situación en Beirut

EFE

El grupo chií Hizbulá y la mayoría parlamentaria se acusan mutuamente de haber desencadenado la crisis actual, mientras se agrava la situación en Beirut, donde estallaron violentos enfrentamientos que se han cobrado dos víctimas mortales.

La información de las víctimas fue dada por la televisión libanesa LBC, que no precisó a que partido político pertenecen ni el barrio en el que se produjeron los incidentes en los que murieron. Sí confirmó en cambio que hubo seis heridos en Beirut y otro en el valle de la Bekaa.

Los heridos en Beirut han sido trasladadas al hospital Hotel Dieu de la capital libanesa, afirmó la cadena, que agregó que los combates todavía continúan.

Esos enfrentamientos se iniciaron en la céntrica zona beirutí de Corniche Masra, zona musulmana, y se han extendido a los barrios de Ras el Nabah, Beshara al Juri y Barbur, así como al valle de la Bekaa en el este del Líbano, uno de los feudos de Hizbulá.

El secretario general de Hizbulá, Hasan Nasralá, declaró hoy durante una videoconferencia que el Gobierno libanés había declarado la guerra a su grupo, al querer desmontar la red de comunicaciones de la organización y, con ello, beneficiar a Israel.

Pocos minutos después de las declaraciones de Nasralá estallaban los primeros choques armados entre seguidores de la oposición y de la mayoría parlamentaria.

Según fuentes de la policía y los canales locales, varios proyectiles de mortero cayeron en algunos edificios a los que los bomberos no pudieron acercarse debido a los disparos de francotiradores y milicianos.

Cuatro horas después de la conferencia de Nasralá, el líder de la mayoría parlamentaria, el suní Saad Hariri, apareció ante los medios para pedir a Hizbulá que retire a sus hombres de las calles, y acusó al grupo pro iraní de querer llevar al país a un conflicto confesional entre chiíes y suníes.

Asimismo, instó a Hizbulá a sentarse en la mesa de negociaciones para la elección inmediata del jefe del Ejército, Michel Sleiman, como presidente del país, para dar así la oportunidad a las Fuerzas Armadas de que se hagan cargo de la seguridad y comenzar una nueva ronda de negociaciones.

Sin embargo, sobre la polémica decisión de desmontar la red de comunicaciones, Hariri se limitó a explicar que Hizbulá había malinterpretado la medida del Ejecutivo y precisó que su objetivo no es beneficiar a Israel.

Ambos líderes insistieron en el peligro de que se produzca una "fitna" (conflicto confesional) entre chiíes y suníes, pero se acusaron mutuamente de querer provocarlo.

En sus alocuciones, las referencias a la comunicada cristiana maronita, que se encuentra dividida entre quienes apoyan a la oposición y los que están con la mayoría parlamentaria, han desaparecido.

Incluso el general cristiano Michel Aoun, que se había convertido en el portavoz de la oposición encabezada por Hizbulá, se ha retirado de la escena política en lo que muchos ven como una muestra de la cada vez mayor tensión entre chiíes y suníes.

Ayer, los seguidores de Nasralá, en el contexto de una huelga general convocada para protestar por la carestía de la vida, cortaron los accesos del aeropuerto y amenazaron con no reabrirlos hasta que el Gobierno se retracte de su decisión de acabar con las telecomunicaciones de Hizbulá, que el grupo considera como su principal arma.

Las tensiones entre la mayoría parlamentaria y la oposición se remontan a noviembre de 2006, cuando los ministros chiíes abandonaron el Ejecutivo y aseguraron que no volverían hasta que les fuera asegurado el derecho a veto en El Gobierno.

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