Este catedrático de Derecho Constitucional ha ganado la partida contra el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ante el Tribunal Constitucional. Fue él quién, en nombre de la Fiscalía de Milán, denunció que la ley Alfano que confería a Berlusconi inmunidad, era inconstitucional.

¿Satisfecho?

Sí, temía lo peor cuando no me dejaron defender la Constitución en la sala. Aún así, los jueces aceptaron leer mis argumentaciones.

Berlusconi insiste en que los jueces del Constitucional son 'de izquierdas'.

Son sus pretextos de siempre. Si alguien no piensa como él es comunista o de izquierdas. Confunde el amor de los jueces por la Constitución con ser de izquierdas. Pero ya hace diez años dijo que nuestra Constitución es bolchevique.

El Constitucional dice que para que el primer ministro pueda tener inmunidad se debe aprobar una ley no ordinaria sino de rango constitucional. El entorno de Berlusconi afirma que la prueba de que los jueces están en su contra es que el Tribunal que en 2004 examinó la ley Schifani, parecida a la ley Alfano, no dijo nada sobre el preceptivo rango constitucional.

Se observa una incomprensión del asunto [en el entorno de Berlusconi], y no siempre de buena fe. Si el Tribunal declaró en 2004 la inconstitucionalidad de la ley Schifani, quiere decir que reafirmó la Constitución como superior a ella. Por ello, la ley Alfano, siendo una ley ordinaria, no podía pretender cambiar artículos constitucionales como el de la igualdad de los ciudadanos. Era evidente.

Ahora que Berlusconi podrá ser juzgado, muchos temen que los delitos que se le imputan prescriban antes de que terminen los juicios.

La fiscalía del caso Mills cree que el juicio podría ser breve.

Se dice que Berlusconi estudia reducir el tiempo de prescripción de los delitos.

Es inaudito. En España nadie se lo podría imaginar. Aquí tenemos una clase política cuyo respeto no sólo por la Constitución sino por los principios de la ley se ha ido a paseo. ¿Entiende lo grave que es? ¡Es como cambiar las reglas en medio del partido! Creo que esta vez el presidente de la República no firmaría una ley así, que va en contra de todos los principios del Estado de derecho.

Berlusconi ataca a los jueces y al presidente de la República. ¿No hay forma de frenarle?

El juego limpio ya no existe, pero es difícil pararlo con armas legales, pues entonces la política se haría en los tribunales. Además, Berlusconi controla la televisión. La justicia con que ha actuado el Constitucional la barre en una sola mañana con sus ataques.