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Un James Taylor básico se convierte en "El hombre orquesta"

EFE

Después de más de cuarenta años de carrera, James Taylor regresó el pasado verano a su ciudad natal, Pittsfield (Massachusetts), para recrear sus canciones con su voz, su guitarra y el pianista Larry Goldings.

El resultado fue un concierto íntimo que se publica ahora en un formato doble -CD y DVD- con el título de "One man band" ("El hombre orquesta"), y que supone el debut de Taylor en una nueva compañía discográfica, "Hear music".

Para sus seguidores es un regalo de Navidad adelantado: diecinueve temas de toda la carrera del cantante y compositor norteamericano, que comienzan con "Something in the way she moves", el primer tema "decente" que, según recuerda durante el concierto, compuso en el ya lejano 1965.

El DVD incluye las mismos canciones que el CD, pero recoge de forma íntegra la actuación ofrecida en el Teatro Colonial y permite disfrutar de las historias que un James Taylor distendido y ocurrente cuenta antes de interpretar cada tema.

Son largas introducciones en las que el cantante va construyendo, con un gran sentido del humor y la ayuda de diapositivas y filmaciones, una especie de autobiografía a través de detalles de su carrera artística y su vida personal que va confesando al público durante el concierto.

Recuerda Taylor cómo los Beatles le "abrieron las puertas" cuando le ficharon para su sello discográfico, Apple, y la emoción que sintió al compartir con ellos en 1968 los estudios de Abbey Road, en los que grabó su primer disco durante las pausas que se tomaban los Fab Four, que trabajaban por entonces en el "Álbum blanco".

Los fans españoles encontrarán especialmente interesante el relato de unas soleadas vacaciones en la isla de Formentera, a finales de los sesenta, en las que de pronto le asaltó la nostalgia y escribió uno de sus primeros éxitos, "Carolina in my mind", pensando en su hogar familiar, situado en Carolina del Norte.

El tiempo y los excesos han pasado factura al aspecto físico de Taylor -de 59 años-, quien, sin embargo, mantiene su extraordinaria voz en perfecto estado.

Y es capaz de cantar bien incluso a través de un megáfono, como demuestra en "Slap leather", uno de sus temas más reivindicativos y que interpreta al ritmo de una batería mecánica, un extraño artilugio construido con tecnología "del siglo pasado", explica el intérprete.

Ese número es una de las excepciones en el tranquilo y emotivo recorrido que Taylor propone por su obra, en el que no podía faltar su mayor éxito, "You've got a friend", que su compositora, Carole King, tuvo la generosidad de cederle para que lo grabara antes que ella, según reconoce el cantante con gratitud.

Cuenta que no actuaba solo con su guitarra desde finales de los años setenta, pero considera que "de vez en cuando es bueno volver a lo básico y presentar las canciones en su forma original".

Por eso se embarcó en una gira con la única compañía de Goldings para volver a sus clásicos, un repertorio del que forman parte también "Streamroller blues", "Fire and rain", "Shower the people" o "Sweet Baby James".

Este regreso es una manera de completar un viaje largo, con etapas duras en las que Taylor tuvo que escapar de las drogas en varias ocasiones.

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