Javier Colis, el rock que raja

La RAE da dos definiciones de francotirador. Uno: "Persona aislada que, apostada, ataca con armas de fuego". Y dos: "Persona que actúa aisladamente y por su cuenta en cualquier actividad sin observar la disciplina del grupo". Cualquiera de las dos es válida para Javier Colis, pero de tener que elegir, no sería descabellado quedarse con la primera. Camina solo, sus canciones son ataques y su guitarra es su arma de fuego.

Histórico del rock de vanguardia español, esta semana ha publicado su tercer disco como Javier Colis y Las Malas Lenguas. Otra nube incluye once nuevos y afilados temas donde la tensión y la urgencia sonora conviven con una poesía descarnada y visceral. Sus canciones son como un esqueleto con tendones. "Huyo de lo superproducido, de los grandes arreglos. Es una forma de buscar la esencia. Adornar las cosas las demasiado desvía de lo importante y se pierde mucha fuerza. A veces, escuchando grabaciones de las maquetas de John Lennon o David Bowie, me doy cuenta de que me gustan mucho más que lo que salió en el disco", dice el músico.

El disco llega después de uno de los años más intensos de la carrera de Colis, sobre todo por su actividad al otro lado del Atlántico. Tras participar en un homenaje en Los Ángeles a Leonard Cohen, le salió la oportunidad de hacer una minigira por EEUU. Como banda de acompañamiento, nada más y nada menos que el bajista y el batería de Jackson Browne, a los que conoció en el tributo a Cohen. "Estaban grabando el nuevo disco de Browne en el estudio que tiene en su casa. Les fui a recoger allí mismo. Me abrió la puerta el propio Browne y me dijo: ¿Podrías dejármelos 15 minutos más, por favor? Es que estamos terminando una canción muy importante. Claro, yo me quedé a cuadros", recuerda Colis.

Entre Dylan y Cohen

En aquella gira también colaboró con la cantante Perla Batalla, que en Otra nube interpreta junto a Colis el tema Balada de la yegua ausente, una versión en español de Leonard Cohen. La otra versión del disco es Ill be your baby tonight, de Bob Dylan, además de una adaptación musical de un poema de Giner de los Ríos. "Surge como un encargo del Instituto Municipal del Libro de Málaga, para un concierto. El poema tiene sus puntos en común con mi estilo. Yo no soy narrativo, nunca cuento una historia con las letras. Soy más de sensaciones, de captar momentos, de explicar un dolor o una luz", subraya el artista.

Colis nunca fue un ortodoxo. En este disco, el formato canción se resquebraja aún más. Según él, "yo nunca he sido clásico, aunque bebo completamente de los clásicos. Pero es que los clásicos de verdad Robert Johnson o Skip James son más vanguardistas que cualquier pringadillo de ahora".

También se intuye una regresión a sus primeros grupos, cuando hacía rock experimental en los ochenta. "Sobre todo en dos canciones: Ahí viene esa mujer y Está muy mal. Estos dos temas resumen la esencia de lo que yo soy y he hecho a lo largo del tiempo", afirma Colis.

En 2007, Javier Colis participó en un homenaje a Leonard Cohen en Los Ángeles. Su actuación recibió magníficas críticas del ‘L.A. Times', pero las buenas noticias no se quedaron ahí. En el tributo también tocaba Jackson Browne, cuyo bajista, Kevin McCormick, se quedó prendado de la música de Colis y se ofreció a tocar con él.

Dicho y hecho. Colis consiguió dos conciertos en California meses después y llamó a McCormick, que no sólo cumplió su palabra, sino que sugirió que se uniera a la aventura Mauricio Lewak, el batería de Jackson Browne. "Llegamos al estudio y les propuse tocar alguna versión para calentar, pero ellos insistieron en tocar mi repertorio, que conocían porque les había mandado los discos. Empezamos con ‘Dimito' y lo tocamos del tirón, a la primera, sin ningún error. Se lo sabían perfectamente", recuerda Colis. Con dos ensayos de cuatro horas fue suficiente.