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El jefe de los espías deja en evidencia a Aguirre y Granados

Sergio Gamón niega ante la juez que ningún asesor de seguridad hiciera contravigilancias por mandato suyo

ALICIA GUTIÉRREZ

Sergio Gamón, director general de Seguridad de la Comunidad de Madrid cuando presuntamente fueron espiados dirigentes del PP madrileño contrarios a Esperanza Aguirre, dejó ayer en evidencia a sus jefes políticos.

Fuentes del caso aseguraron ayer a Público que, en su declaración como imputado por malversación ante la juez que investiga el supuesto espionaje, Gamón sostuvo que 'nunca' ordenó al personal a su cargo realizar labores de 'contravigilancia' ni de vigilancia avanzada. Pero tanto Aguirre como el consejero de Interior, Francisco Granados, han sostenido con reiteración que, en realidad, no hubo espionaje sino contravigilancia. Ambos se aferraron a esa tesis una vez que los datos comenzaron a señalar de manera nítida que, al menos en 2008, habían sido objeto de seguimiento tanto el entonces vicepresidente de Madrid, Alfredo Prada, como el concejal gallardonista Manuel Cobo. Destituido en julio de 2008 por el escándalo del espionaje, Aguirre recolocó luego a Gamón como asesor de seguridad de su vicepresidente, Ignacio González, cargo que aún desempeña.

El testimonio del ex director de Seguridad contradice también el de los tres asesores que declararon ante la juez el pasado 30 de julio. Esos tres asesores, contratados por Granados, afirmaron que entre sus tareas figuraba la contravigilancia. ¿Quién organizaba su trabajo? Gamón 'marcaba las directrices' fue la respuesta de uno de ellos.

Gamón sostuvo que 'nunca' ordenó realizar labores de 'contravigilancia' ni de vigilancia avanzada

Ayer, un Gamón que asistentes a su declaración describieron como nervioso negó incluso que estuviera siempre al tanto de lo que hacían sus subalternos. Le informaban de sus actividades sólo si había algo importante, es su versión. Respecto a lo que hacían esos subordinados, se mostró confuso pero se sacó un conejo de la chistera: vigilaban el entorno físico de los políticos para evitar que alguien 'reventara actos' en los que iban a participar.

Esa versión, inédita, no explicaría por qué los agentes de Gamón siguieron a Prada en mayo de 2008 hasta Chinchón (Madrid), donde tuvo una reunión con su equipo. Los partes de seguimiento acreditan, además, que Prada también fue vigilado en su vida privada. Gamón dice que no envió a nadie a Chinchón ni a Brea de Tajo, a donde Prada acudió el 23 de mayo de 2008. Uno de los asesores bajo su mando declaró en julio que hizo labores de vigilancia en ambas citas.

Tras hora y media de interrogatorio, Gamón abandonó los juzgados escoltado por un hombre que portaba una bolsa similar a la que usan los guardaespaldas para llevar el arma. La Consejería de Interior, miembros de cuyo gabinete de prensa acompañaron a Gamón y montaron luego guardia con la prensa, negó que este posea escolta.

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