El Museo de Prehistoria de Valencia acoge la primera exposición monográfica dedicada al arte y rituales de la dinastía Han en España, integrada por una colección de 82 piezas que podrán visitarse hasta el próximo 21 de noviembre.

La dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) constituye uno de los períodos históricos de China que mejor definen su civilización. Las bases del pensamiento político y ético, los sistemas de organización económica y cultural y los contactos directos con pueblos lejanos a través de las rutas comerciales -como la Ruta de la Seda- tienen aquí su origen. De su cultura artística solo conocemos los objetos encontrados en los conjuntos funerarios de diferentes zonas de China y el relato literario de la vida cultural en los entornos cortesanos. A través de estos objetos recuperamos la vida material y espiritual de Han.

Imágenes para la inmortalidad en la dinastía Han es la primera exposición monográfica sobre este periodo del Imperio chino, entre el año 206 antes de Cristo y el 220 después de Cristo, y recoge piezas procedentes de la colección particular Pedro Lorente de Madrid.

El Museo de Prehistoria de Valencia ha planteado un recorrido que incluye una propuesta didáctica, en una instalación donde se aporta información precisa sobre la dinastía Han, y lúdica, a través de la colección de objetos expuestos.

El objetivo es que el espectador realice un viaje en el tiempo trasladándose, veintitrés siglos atrás, a la época Han, y pueda así conocer la historia de una dinastía que fue coetánea de la Roma Imperial, su estructura política, la extensión geográfica de su Imperio, sus avances tecnológicos y su especial sensibilidad hacia las artes.

El legado material de la dinastía Han está ligado al rito como manifestación política, social y cultural, de modo que la arquitectura funeraria tuvo un importante desarrollo. Del ornato de las mortajas de jade y oro a la sencillez de la vida campesina, los ajuares funerarios permiten conocer e interpretar los distintos niveles de representación del mito y uso del rito.

En aquella época, los ajuares tomaron nuevos materiales como la laca y la seda, y se empleó la cerámica en objetos cotidianos y suntuarios.