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Multa para el juez que pegó a su mujer

La sentencia establece que Regadera no cometió malos tratos sino sólo una falta de lesiones

ALBERT MARTÍN VIDAL

El ex juez decano de Barcelona fue ayer absuelto de un delito de malos tratos en el ámbito familiar en una esperada sentencia que sí le considera culpable de una falta de lesiones. Regadera deberá pagar una multa de 360 euros e indemnizar con otros 210 euros a su ex mujer, María Rosa I., a la que absuelve de todos los cargos al considerar que arañó a su marido en legítima defensa.

La pelea ocurrió el 2 de abril pasado en el domicilio conyugal después de que María Rosa I., notaria de profesión, descubriera una infidelidad de su ex esposo, con el que había contraído matrimonio pocos meses atrás. La sentencia afirma que la discusión comenzó en el salón de la vivienda y prosiguió en el dormitorio, donde Regadera 'agarró a María Rosa I. de las muñecas con fuerza, le separó los brazos y, sin soltarla en ningún momento, la empujó violentamente contra la pared y la puerta de la habitación con la intención de echarla'.

Según la juez, el acusado consiguió arrastrar a su esposa hasta el umbral de la puerta e intentó cerrar esta con fuerza, pero el brazo de la mujer quedó atrapado y esta pudo volver a entrar en el dormitorio. Regadera volvió a agarrarla por las muñecas, pero su mujer consiguió liberar una mano y arañarle.

La magistrada da así credibilidad a la versión de la ex esposa de Regadera, porque, en su opinión, es la que ha mantenido invariablemente desde el primer momento y porque los informes médicos corroboran sus lesiones: 'La declaración de la esposa es convincente, firme y detallada'.

La sentencia, por contra, pone en duda que existieran los supuestos golpes y mordiscos que el ex juez decano dijo haber recibido de su esposa, que es cinturón marrón de kárate: 'Si los hechos hubieran ocurrido como mantiene el señor Regadera, necesariamente tendría que tener alguna marca de una patada o un rodillazo propinado por una karateka'.

Uno de los puntos de interés era si la juez daría credibilidad a la versión de María Rosa I., según la cual Regadera removió en el cajón de los cuchillos con la intención de atentar contra su vida. El fallo es rotundo y concluye que 'ni mucho menos' Regadera buscó un arma punzante.

El fallo, además, absuelve a la esposa del delito de maltratos en el ámbito familiar del que también estaba acusada, y considera que los arañazos que sufrió Regadera 'no puede desvincularse de la agresión inicial' del juez.

La sentencia asegura que se trató de un episodio 'puntual y aislado' desconectado de las situaciones de 'abuso, dominación, humillación, sometimiento o sojuzgamiento' propias de la violencia doméstica, y añade que la agresión del juez 'no constituye una expresión de superioridad machista ni supone una manifestación de una situación de desigualdad'.

Si se hubiera interpretado la agresión de Regadera como un delito, este se habría visto obligado a abandonar la profesión de juez tal y como indica el reglamento del Consejo General del Poder Judicial.

Con el fallo, queda cerrado un escándalo que se conoció en abril. Por el camino, Regadera ha perdido el decanato de los jueces de Barcelona y parte de su prestigio. Pero sobre la campana, ha salvado la toga, algo que volverá a peligrar si su ex mujer recurre el fallo.

 

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