Este artículo se publicó hace 15 años.
Muñoz Molina cree que "todos debemos asumir como demócratas lo que pasó en la Guerra"
Antonio Muñoz Molina recrea la crispación de los últimos meses de la República, la sinrazón de la Guerra Civil y el desarraigo del exilio en "La noche de los tiempos", la nueva novela de este escritor que pide un gran pacto sobre lo ocurrido en la guerra, para que "todos asumamos como demócratas lo que pasó".
"El Parlamento debería crear una comisión de historiadores -elegidos, no por cuotas, sino por unanimidad o por mayoría de dos tercios- que hiciera un relato sobre lo que pasó en la guerra y el abuso cometido en uno y otro bando", propone el escritor en una entrevista con Efe en la que facilita las claves de su novela, la más ambiciosa de las suyas.
En casi mil páginas de prosa deslumbrante y con una estructura que recuerda la de las grandes composiciones musicales, Muñoz Molina se mete en la piel de quienes vivieron aquel período clave de la Historia española y, con honestidad, trata de reflejar lo que sucedió con la ayuda de personajes de ficción -que los críticos ya sitúan entre los mejores del novelista- y de otros reales como Juan Negrín, José Moreno Villa, José Bergamín y Manuel Azaña.
Inspirada en parte en la historia de amor del poeta Pedro Salinas con la norteamericana Katherine Witmore, que dio lugar a "algunos de los poemas más conocidos de la poesía amorosa en español del siglo XX", la novela "es una mezcla de documentación e invención" y fruto de varios años de trabajo, explica el autor.
Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) tiene muy claro que "los responsables directos" de la Guerra Civil fueron los que "se sublevaron contra la República", pero también ha comprobado "la terrible irresponsabilidad" de muchos políticos izquierdistas al consultar a fondo la prensa de la época y las actas de las Cortes de los meses previos a julio de 1936.
"Esas actas te hielan la sangre en las venas porque muy pocos políticos eran sensatos. La escalada retórica era cada vez más violenta", asegura el autor, quien en su novela explora "las consecuencias de la pasión amorosa" y aquellas que se derivan de lo que se hace y se dice en público: "cómo cada palabra, cada acto parecen desatar una cadena de consecuencias que pueden ser catastróficas".
"No es verdad que la Guerra Civil fuera inevitable. Había una situación de crisis económica muy fuerte, en parte derivada de la del 29, y una situación internacional espantosa, pero cuando uno lee los periódicos o los libros de memorias ve que la mayoría de la gente no quería ese horror. Incluso los que lo provocaron no eran conscientes de lo que estaban provocando", asegura.
Aunque en menor medida, la crispación sigue reinando ahora en la vida política española, y el autor de "El jinete polaco" y "Sefarad" cree que los políticos "deberían pararse a pensar antes de hablar y de actuar".
"A veces en España parece que las palabras son gratis", señala el escritor, quien considera "inadmisibles" las recientes declaraciones del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, cuando dijo que a algunos les gustaría que él apareciera muerto "boca abajo en una cuneta".
"La persona que dice eso hay que callarla. Eso es veneno", subraya este novelista que ha ganado importantes premios y cuya obra está traducida a más de veinte idiomas.
Publicada por Seix Barral, "La noche de los tiempos" está protagonizada por Ignacio Abel, un arquitecto formado en la escuela alemana de la Bauhaus, que en octubre de 1936 llega a Estados Unidos huyendo de la guerra y dejando atrás a su mujer y a sus dos hijos. Y también al gran amor de su vida: la estadounidense Judith Biely.
Muñoz Molina no se ha dejado llevar por "la moda" de la memoria histórica al escribir esta novela. Lleva "25 años" reflexionando sobre la Guerra Civil y la posguerra y afirma que "habría que tomarse en serio 'el pacto de recuerdo' que pide el historiador Antony Beevor", frente al pacto de olvido que hubo en la Transición.
Por eso propone que el Parlamento nombre "una comisión de historiadores que haga un relato sobre lo ocurrido en la Guerra", algo similar a lo que se hizo en Estados Unidos "con el informe oficial de los atentados del 11 de septiembre, que fue aprobado por unanimidad".
"Cuando se argumenta que los muertos de derechas ya tuvieron su celebración en el franquismo, a mí no me sirve lo que haya hecho la dictadura: a los inocentes la democracia tiene que asumirlos como propios, sean de donde sean", concluye.
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