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Obligados a salir por el maletero

ÁLVARO LÓPEZ MILLÁN

Salir del coche por el maletero o llamar al vecino para aparcar “como si fuera un Tetris”. Esta es el día a día de los vecinos de un edificio de Málaga. ¿El problema? Las plazas para estacionar sus vehículos son demasiado pequeñas para poder abrir las puertas.

Así llevan más de un año. El miércoles expusieron su situación en el Consejo de la Gerencia de Urbanismo, el organismo que otorgó la licencia de primera ocupación a un inmueble con 66 plazas de aparcamiento, cuando inicialmente se habían proyectado 36.

Los propietarios de los 18 pisos que conforman la segunda fase de esta promoción, situada en una barriada a las afueras de la ciudad, no sólo se encuentran con problemas a la hora de abandonar sus vehículos. Alberto Iso compró tres plazas cuando adquirió su vivienda. Uno de sus coches mide 1,94 metros de ancho, tres centímetros más que su plaza.

Alberto no ha podido utilizar esta plaza desde que en 2007 recibió de la promotora, Hexa, su vivienda. El otro día escuchó cómo el concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, achacaba a la “alta gama” de los coches de los vecinos el problema de la falta de espacio. Pero lo cierto es que en el catálogo de vehículos de este aparcamiento privado se puede ver un Ford Focus, un Renault Megane o un Seat Ibiza.

La raíz del problema está en una urbanización cercana. Su promotor es el mismo del bloque afectado e incluyó las plazas de aparcamiento en las dos plantas de sótano del inmueble afectado, cuando, según los vecinos. “no estaban proyectadas”. “En los planos de la comunidad veíamos dos plazas entre las columnas y cuando nos dieron las llaves nos encontramos con tres plazas pintadas”, afirma Alberto Iso.

Los técnicos del Ayuntamiento de Málaga han vuelto a medir las plazas. Hay 41 que por debajo de los 2,20 metros que exige el Plan General de Ordenación Urbana de Málaga (en el nuevo se aumentará la anchura mínima a 2,50). Según los vecinos, los empleados de la Gerencia “han reconocido que los aparcamientos son pequeños”. Los afectados esperan una respuesta de la Gerencia esta semana.

Soluciones provisionales

Mientras tanto, los vecinos de este edificio de la barriada de Campanillas tendrán que seguir tirando de su ingenio. La opción más utilizada es llamar al propietario de la plaza contigua a la suya para que retire momentáneamente el coche. Otra posibilidad a la que tienen que recurrir los afectados frecuentemente es dejar el coche en punto muerto para empujarlo y ponerle un calzo que evite su movimiento posterior. Por lo menos, aseguran, los vecinos se llevan bien entre ellos.

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