Este artículo se publicó hace 15 años.
El Papa dice en Jerusalén que la división de los cristianos es una vergüenza
El papa Benedicto XVI hizo hoy en Jerusalén un nuevo llamamiento para la unidad de los cristianos y dijo ante el patriarca ortodoxo Teófilo III que todos los seguidores de Cristo deben "redoblar" los esfuerzos "para perfeccionar la comunión" (unidad), ya que la división "es una vergüenza".
Benedicto XVI, en el último día de su peregrinación a los Santos Lugares mantuvo un encuentro ecuménico en el Patriarcado Greco-Ortodoxo de Jerusalén, donde se reunió con Teófilo III y dijo que a la hora de presentar el mensaje de reconciliación de Cristo, los cristianos "experimentamos la vergüenza de nuestra división".
"Tenemos que encontrar la fuerza de redoblar nuestro compromiso para perfeccionar nuestra comunión, para hacerla completa", afirmó el Obispo de Roma.
El Papa Ratzinger recordó el abrazo, aquí, en Jerusalén, entre el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla y jefe de la Iglesia Ortodoxa griega, Atenágoras, en 1964, y el de Juan Pablo II y el patriarca Diodoros I en el año 2000, durante la visita del Papa Wojtyla a los Santos Lugares.
El Obispo de Roma afirmó que estando al lado del Santo Sepulcro "quién no se siente empujado" a potenciar el compromiso ecuménico y abogó para este encuentro de impulso a los trabajos de la Comisión Internacional Conjunta para el diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa.
El Papa abogó ante Teófilo III por que las aspiraciones de todos los cristianos en Tierra Santa están "en sintonía" con las de todos los habitantes, cualquiera que sea la religión: "libertad religiosa, coexistencia pacífica, libre acceso a la educación y al trabajo, unidad familiar, y de sacar provecho de la situación económica y contribuir a ella.
Tras este encuentro, Benedicto XVI se trasladó al Santo Sepulcro. El Papa siempre ha dicho que la separación de los cristianos es una ofensa a Dios y un pecado.
Esta división se percibe nada más entrar en los Santos Lugares, donde cada confesión tiene su capilla o zona de control y las otras deben tener cuidado con no invadirlo. Los momentos de rezos están controlados bajo horario.
El mismo Santo Sepulcro está dividido. Son co-propietarios la iglesia Latina (católica), el patriarcado greco-ortodoxo y el armenio-ortodoxo.
Los coptos ortodoxos, los sirios ortodoxos y los etíopes tienen derecho a oficiar allí misa.
Las iglesias de Oriente y Occidente se separaron con el cisma religioso de 1054, con las excomuniones del papa León IX y del patriarca Miguel Celurario. Desde entonces han pasado casi mil años de incomprensiones y recelos.
Les separan razones teológicas, como el rechazo de los ortodoxos griegos al primado de la Iglesia de Roma y la negativa de la infalibilidad del Papa.
Los ortodoxos no reconocen tampoco la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia Católica que sí reconoce, desde el Concilio Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa.
Los ortodoxos culpan a Roma de proselitismo y de intentar expandirse en territorios, hasta ahora, bajo su control.
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