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"En un par de años se verá el inicio de la paz en Euskadi"

Jesús Eguiguren. Presidente del Partido Socialista de Euskadi. Sostiene que ETA deberá decir adiós a las armas antes de que haya otro proceso de paz

GUILLERMO MALAINA

El presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, estuvo en la mesa de las conversaciones con Batasuna en el último proceso de paz. En esta entrevista, habla del futuro Gobierno de Patxi López en una legislatura cuyo gran objetivo es, precisamente, el logro de la paz: 'Se ha impuesto la manía en España de que está prohibido hablar de estos temas. Pero, bueno, no tengo problemas porque, diga lo que diga, algunos me critican igual'.

¿Esperaba que ETA intentara hacerse presente ya en la investidura de Patxi López?

Ni esperábamos, ni dejábamos de esperar. Sabíamos que la amenaza estaba ahí. Pero, bueno, no conviene ocultar a los ciudadanos que ETA no ha amenazado ahora al PSE o a unas personas, sino a las instituciones de autogobierno vascas.

Piensa que la paz se abrirá paso en 2011. ¿Cómo y en qué se basa?

En un par de años se verán los pasos que hagan ver a la gente que llega la paz a Euskadi. No es que los gobiernos anteriores no hayan luchado contra ETA. Nunca hemos criticado a los consejeros de Interior Atutxa y Balza, ni a la Ertzaintza. Nuestra queja es que para la pacificación faltaba la deslegitimación social. Esa visión de los gobernantes del País Vasco de que hay un conflicto ha sido como un paraguas para la violencia. Esto cambiará, unido a los demás factores.

¿A cuáles se refiere?

Algunos se han cansado de hablar del fracaso del proceso de paz, pero sus consecuencias están siendo muy positivas. Por un lado, la sociedad vasca ha tomado conciencia de que el problema no estaba en el Gobierno de España, ni en el partido socialista, sino en la falta de voluntad de ETA para poner fin a la violencia. Y por otro, también ha cambiado la mentalidad de la izquierda abertzale, ya que ese proceso le ha hecho reflexionar sobre a dónde le lleva el terrorismo.

¿Está de acuerdo al 100% con el ministro de Interior acerca de que la disyuntiva de ETA es dejarlo o dejarlo y que el diálogo es pasado?

Cada uno expresa las cosas a su manera. Relacionar el final de la violencia como consecuencia de un proceso de diálogo sí es posiblemente cosa del pasado. Ahora bien, descartar de nuestro vocabulario el diálogo para cerrar problemas creados en la etapa del terrorismo pues no es necesario.

Entonces, ¿sobre qué base debería darse ese proceso de diálogo?

Hasta ahora se había pensado que el abandono de las armas iba a ser el final de un proceso. Eso hoy en día es insostenible. Hay que darle la vuelta. Primero debe ser el adiós a las armas y, en todo caso, después vendría un proceso de diálogo. Un Estado democrático nunca le va a poder dar a ETA lo que quiere, y aunque se lo diera, pediría algo más. Ahí hay una dinámica infernal y, por ello, en contra de lo que se piensa, es más fácil que una organización terrorista lo deje a cambio de nada que a cambio de algo.

¿Sobre qué temas debería girar entonces ese proceso de diálogo?

El diálogo sería para cerrar una página de la historia, para reconciliarnos entre los vascos. Luego están otras cosas, como las víctimas, los presos... Es así en cualquier país que ha sufrido este tipo de situaciones.

Otegi cree que el proceso de paz sirvió para poner las piezas sobre la mesa y que falta ordenarlas.

Eso es lo que dice también Jonathan Powell, jefe del gabinete de Tony Blair, en su libro Great Hatred, Little Room: Making Peace in Northern Ireland. Viene a decir que todos los elementos del proceso irlandés ya estaban en los intentos de acuerdo anteriores, empezando por Margaret Tatcher. Primero se busca la voluntad y luego los instrumentos. Y eso aquí es relativamente sencillo, porque los elementos están sobre la mesa. Estuvieron en Loiola y, posiblemente, lo estaban antes. Por seguir con la lógica de Otegi, aunque no creo que él quiera llegar a donde yo llego, los elementos estaban ya en el Estatuto y la Constitución, pues abren las puertas, incluso, a la defensa de la independencia por medios democráticos. En fin, a su pregunta, sí estoy de acuerdo con Otegi y además es la gran conclusión de Jonathan Powell en su libro.

¿Ve aún a Otegi como un activo en la izquierda abertzale para la paz?

Supongo que sí, que sigue siéndolo, pero un activo que siempre ha tenido un problema: nunca ha sabido que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y eso hace que su figura cojee un poco.

Zapatero ha identificado el futuro Gobierno de Patxi López con la consecución de la paz. ¿Qué va a hacer que no haya hecho el PNV?

Históricamente, el Partido Socialista es un poco la llave en el País Vasco. Resuelve siempre este tipo de situaciones, como con el Estatuto, el autogobierno... Solo no, también con el PNV. Creo que no nos faltará la colaboración del PNV en este proceso. Más allá de los cabreos, hay una carga de responsabilidad en el PNV y el PSE que, en los temas fundamentales, nos lleva a entendernos.

En el pacto firmado con el PP, se habla de autogobierno, pero no recoge la reforma del Estatuto planteada por Patxi López en campaña. ¿Ha renunciado?

Ese documento no es un programa de Gobierno, sino una serie de principios para definir su orientación. Recoge también visiones un tanto exageradas por esa sensibilidad que produce haber estado en la oposición 30 años. En cualquier caso, ni renunciamos a la reforma del Estatuto, ni creemos que para defender el autogobierno haya que estar planteando todo el día la reforma. Si hay consenso entre todos los partidos, pues la impulsaremos.

¿Y Patxi López desbloqueará el traspaso de competencias?

Claro. Algún problema técnico tendrán, pero el PNV no ha querido completar el Estatuto para vivir de la cantinela de su incumplimiento.

¿Qué postura tendrá el PSE en las negociaciones con Zapatero?

Vamos a romper esquemas. No iremos como los socialistas catalanes, según la cultura que se ha impuesto en España de que todas las autonomías parecen agraviadas y se quejan al Gobierno. Patxi López introducirá la idea de la lealtad federal. Esta no existe, pero no ya entre los nacionalistas, tampoco en las autonomías gobernadas por el PP y el PSOE. Los socialistas vascos estamos dando la vida por España, la Constitución y las libertades de los ciudadanos vascos. Pues, esa mentalidad no existe en el resto de España. Vamos a ser más vasquistas que nadie y a defender el autogobierno con más radicalidad que el PNV, pero a la vez dejando claro que defendemos el Estado y la solidaridad entre regiones.

¿Ve en el PP un compañero fiel de viaje para toda la legislatura?

El que intente romper esto será un estúpido que lo pagará caro. Nosotros tampoco venimos aquí como flor de un día. Una labor de cambio cultural y político es difícil realizarla en una legislatura. Hasta ahora el PP ha sacado mucho la cabeza, pero la procesión acaba cuando pasa el último santo y ese es Patxi López. A partir de ahí, el Gobierno socialista defraudará a los hooligans que nos quieren mucho como instrumento para pasar factura al nacionalismo. Y nosotros no venimos a eso.

¿Y qué hará el PSE con la moción de censura que exige el PP para la Diputación de Álava?

No tengo ni idea. Es algo del Partido Socialista de Álava y del PP de Álava. Que lo resuelvan de la manera que consideren oportuno y cuanto antes. El tema de Álava es local, me parece intrascendente y no afecta a la transversalidad. El Gobierno va a ser transversal porque Patxi López no sabe ser otra cosa. Es un poco como [José Antonio] Ardanza, cuya personalidad era por el pacto. Ibarretxe ha sido más parecido a Garaikoetxea en algunas épocas.

 

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