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El peaje de Fainé en las cajas

El presidente de La Caixa pactó con Franco que no habrá cambios sustanciales en el modelo

VIRGINIA ZAFRA

Isidro Fainé (La Caixa) logró que le nombraran presidente de la patronal de las cajas, la CECA, por aclamación popular. Después de un mes de incertidumbre y negociaciones entre entidades, no tuvo ni siquiera contrincante porque logró que Amado Franco, el candidato oficial hasta el último momento, se retirara de la pugna. Pero tuvo que pagar un peaje. Y el precio fue bastante más elevado que el reflejado en el comunicado donde se anunció su nombramiento.

El presidente de Ibercaja cobró cara su derrota y obligó al presidente de La Caixa (muy respaldado por las grandes cajas, por el Gobierno y por los principales partidos) a firmar un acuerdo de seis puntos en el que se aseguraba que las cajas seguirían siendo cajas después de la necesaria reforma legal por la que tienen que pasar para superar la crisis.

Fainé contaba con el apoyo de Rato, el Gobierno y los grandes partidos

Lo que más preocupaba a Franco, según fuentes del sector consultadas por Público, era la idea que habían empezado a manejar las grandes para convertirse de alguna forma en bancos. Su propuesta era que las cajas pudieran traspasar una parte importante de su negocio a una sociedad con ficha bancaria para así poder captar recursos en el mercado (y también accionistas) igual que un banco cualquiera. Es la fórmula utilizada por Cajastur para hacerse con Caja Castilla La Mancha, tras su intervención por el Banco de España. Eso les permitiría financiarse, algo que en este momento les resulta muy complicado porque sólo tienen la vía de los beneficios y las cuotas participativas; pero al tiempo les obligaría a regirse por la normativa de los bancos y no por la de las cajas, con lo que perderían sus características actuales.

Franco se mostró totalmente contrario a esta iniciativa e impuso como primera condición para llegar a un acuerdo que las cajas mantuvieran su personalidad jurídica. Pero el presidente de Ibercaja, ahora también vicepresidente primero de la CECA, consciente de que hace falta alguna vía para que las cajas puedan financiarse, se mostró de acuerdo en que las cuotas participativas (similares a las acciones de los bancos) tengan derechos políticos. Y así lo plasmó en el acuerdo firmado.

Franco cree que la reforma de las cajas se abordará tras las elecciones de 2012

El otro gran punto que defendió fue que se redujera por ley la presencia de los poderes políticos en las cajas, que se modere el poder de los ayuntamientos, y que no haya cargos electos en los órganos de gobierno de las cajas.

Para retirar su candidatura, Franco también reclamó que Fainé se mantenga en el puesto durante los cuatro años que dura el mandato. La intención inicial del presidente de La Caixa (escoltado por Rodrigo Rato, de Caja Madrid, y Braulio Medel, de Unicaja) era aguantar el año largo que ellos preveían que se iba a prolongar la reestructuración de cajas y el cambio de normativa, y que después sería sustituido, posiblemente por Rato. Sin embargo, Franco está convencido de que la reforma necesaria se prolongará más tiempo, ya que es probable que se aplace hasta después de las elecciones, previstas para primavera de 2012.

Por último, exigió que la CECA siga haciendo de correa de transmisión del sector y realizando operaciones de intermediación para suplir las carencias de las más pequeñas. Con ello, quería impedir que acabara convirtiéndose en un órgano meramente representativo, como plantearon las grandes.

El presidente de Ibercaja, al que habían tanteado Rato y Medel en las semanas anteriores, planteó el lunes sus condiciones a Fainé en un encuentro en la sede madrileña de La Caixa, en el paseo de la Castellana, y llegaron prácticamente a un acuerdo. Aunque no fue hasta el martes, pocas horas antes de que se celebrara el consejo de administración de la CECA, cuando se cerró el pacto de forma definitiva.

A cambio de aceptar sus propuestas y con el objetivo de dar una imagen de unidad, Fainé, Rato, Medel, y el resto de los miembros de la comisión ejecutiva de la patronal pidieron a Franco que aceptara el cargo de vicepresidente primero, que él no solicitó y por el que no mostró gran interés. Ahora queda por ver si la unidad se mantiene y el pacto se cumple.

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