Los restos mortales del presidente polaco, Lech Kaczynski, llegaron ayer por la tarde al aeropuerto militar de Varsovia después de haber recibido un homenaje en el aeródromo Séverni de Smolensk presidido por el primer ministro ruso, Vladímir Putin. El cuerpo de la esposa del malogrado jefe del Estado, Maria Kaczynska, no pudo ser repatriado a Polonia, porque todavía no ha sido identificado.

En el propio aeropuerto polaco se celebró una primera ceremonia fúnebre en presencia de la familia y de las más altas autoridades políticas, militares y religiosas del país. El primer ministro, Donald Tusk, el presidente del Parlamento y jefe de Estado en funciones, Bronislaw Komorowski, y el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, acompañaron al féretro.

Decenas de miles de personas reciben el féretro del líder de Ley y Justicia

Una orquesta militar tocó el himno nacional, cuya primera estrofa empieza: 'No, Polonia todavía no está muerta'. Todo un símbolo. Los honores militares rendidos al difunto y la ceremonia religiosa conmovieron a los asistentes, en una atmósfera solemne.

Tras el recibimiento, el cortejo con los restos de Kaczynski se dirigió al son de la marcha fúnebre de Federico Chopin hasta el palacio presidencial, en el centro histórico de Varsovia, donde decenas de miles de personas se habían concentrado para dar el último adiós al presidente. Las avenidas y calles de Varsovia por donde pasó la comitiva eran un hervidero de gente con miles de banderas polacas ondeando al viento.

La catástrofe aérea ha sido un duro golpe para el partido conservador

El féretro del presidente llegó al palacio presidencial sobre las seis de la tarde y en una de sus salas se instaló la capilla ardiente. El portavoz gubernamental, Pawel Grass, informó de la intención del Ejecutivo de Tusk de que el cuerpo sin vida de Kaczynski sea expuesto en un recinto del palacio para que los polacos puedan despedirse de él de forma individual, aunque para eso será necesario contar con la autorización expresa de la familia.

Las autoridades han puesto en marcha los mecanismos constitucionales para evitar el caos político y Bronislaw Komorowski ha asumido las riendas de la jefatura del Estado hasta que se celebren elecciones presidenciales anticipadas. Komorowski anunció que iniciará una ronda de conversaciones con los partidos para fijar la convocatoria de comicios dentro de 15 días.

Aunque la catástrofe aérea significa un golpe a la clase política polaca, sobre todo para el partido conservador que daba su apoyo a Kaczynski, Ley y Justicia (PiS), los analistas aseguran que la democracia es estable y la continuidad institucional está asegurada en el país. 'Esta catástrofe tiene unas consecuencias humanas y políticas de grandes dimensiones, pero estoy convencido de que sabremos superar la tragedia rápidamente', manifestó a Público el politólogo Marcin Król.

'El país está reaccionando con firmeza y seriedad', aseguró por su parte el comentarista político y periodista radiofónico Mariusz Borkowski. Durante toda esta semana, con motivo del luto nacional decretado por el Gobierno, también se celebrarán homenajes y actos religiosos en Polonia, pero las autoridades todavía no han anunciado cuándo se llevarán a cabo los funerales de Estado.

Los polacos siguen conmocionados por la catástrofe aérea que ha segado la vida del presidente, e intentan enfrentarse a esta tragedia nacional como pueden. Miles de ellos rezan y lloran en misas, plazas y calles de Varsovia y otras ciudades cubiertas por miles de ramos y coronas de flores y velas encendidas.

A mediodía, el país entero se paralizó y guardó dos minutos de silencio. Cerraron sus puertas los centros comerciales y se suspendieron los actos culturales y deportivos. Las banderas ondearon a media asta en los edificios públicos, la radio emitió música clásica y la televisión difundió imágenes en blanco y negro de las víctimas de la catástrofe en señal de duelo.