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La presión de la crisis gravita hoy sobre la cita entre Zapatero y Mas

El president catalán reconoce que la reunión será 'un poco complicada'

 

ALBERT MARTÍN VIDAL

Cuentan que el 4 de noviembre de 2006, acorralado por la aritmética y con las primeras noticias de que José Montilla estaba a punto de formar un segundo Tripartito pese a su derrota electoral, Artur Mas decidió jugar su última baza llamando a José Luis Rodríguez Zapatero. Le recordó un supuesto compromiso de respetar la lista más votada, pero el presidente del Gobierno se lavó las manos: 'Va a haber Tripartito'. La leyenda afirma que Artur Mas abandonó esa noche su despacho de la calle de Còrsega de Barcelona entre lágrimas.

Desde aquella lejana noche, el ahora president no ha ocultado nunca su desconfianza hacia Zapatero. En plena precampaña, dijo de él que tenía 'un problema de credibilidad espectacular'. Y, sin embargo, ambos gobernantes se reunirán hoy en una cita clave marcada por la grave situación económica.

La trascendencia del encuentro es grande, sobre todo en pleno debate sobre el déficit público y tras los mandatos del Gobierno central a las autonomías en cuanto a la contención de gasto. Mas ya ha anunciado que Catalunya reducirá en 'más de un 10%' su presupuesto el recorte equivale a unos 3.000 millones para cuadrar las primeras cuentas a la baja de la historia de la Generalitat. De este modo espera cumplir la imposición del Gobierno y reducir el déficit catalán al 1,3% tras un año en que se ha alcanzado el 3,6%. Pero para sacar adelante este duro ajuste, necesitará de la complicidad de Zapatero, a quien ha hecho diversas peticiones en las últimas semanas.

La principal de ellas pasa por mantener este año la financiación del Estado en Catalunya de 2010, que ascendió a 16.646 millones de euros. Para llegar a esta cifra, el president ha recordado el incumplimiento del pago de 2.350 millones en tres años correspondientes al fondo de competitividad y de la disposición adicional tercera del Estatut, que impone la inversión de 968 millones en infraestructuras catalanas en ese mismo periodo.

El Govern exige también el permiso para poder emitir deuda lo haría probablemente en marzo y la cesión por parte del Estado de hospitales públicos para poder hipotecarlos, algo que la ministra Leire Pajín ya ha descartado. A esas peticiones se suman la transferencia de 13 competencias que la Generalitat ve incompletas y 27 que no están iniciadas.

Todo apunta, pues, a que la cita será 'un poco complicada', tal y como reconoció ayer el propio Mas en un acto en Molins de Rei (Barcelona).

A pesar de ello, fuentes del Govern auguran que la actitud de Mas será 'en tono pragmático y positivo'. En el círculo más cercano al president dan por hecho que 'es evidente que el Estado no remontará sin Catalunya' y ese es su principal argumento. 'Incluso el artículo del Financial Times de esta semana en que el rotativo culpaba a la Generalitat del déficit de España daba a entender que si Catalunya cae, España va detrás'.

Por su parte, Zapatero expresó el viernes que 'la predisposición del Gobierno es favorable' a que la Generalitat tenga 'una financiación razonable' a cambio de compromisos 'concretos, estrictos y temporales' con respecto al déficit.

Fuentes de la Moncloa explican que 'habrá que contrastar las cifras, pues hay el convencimiento de que en un gran número de temas ha cumplido'. 'La reunión es una prueba para comprobar si se impone la CiU responsable que quiere acuerdos o si cae en la tentación de la cuestión identitaria', apunta el coordinador de diputados y senadores del PSC, Daniel Fernández.

Pero nada hace pensar que CiU apueste por la reivindicación nacional. Se comprometió a pedir el pacto fiscal tras las generales de 2012 y puede centrarse en cuestiones económicas. Además, socialistas y convergentes comparten un mismo interés: evitar que los socialistas sean arrollados en los próximos comicios. 'El PSOE nos necesita y lo sabe; y a nosotros no nos interesa un PSOE débil como el que marcan las encuestas', explican desde Convergència.

Las finanzas lo centran todo por ahora. Y nada hace pensar que Artur Mas quiera cobrarse en este momento la revancha por cierta noche de noviembre de hace cinco años.

Los movimientos del Govern para alertar sobre la situación económica de la Generalitat comenzaron con el mensaje del expresident Jordi Pujol en el sentido de que el autonomismo ha fracasado y abrazando el soberanismo.

Poco después, su hijo Oriol Pujol, dirigente de Convergència, advertía de que la Generalitat prácticamente no puede pagar las nóminas.

Jordi Pujol cogió de nuevo el relevo para criticar la gestión española de la crisis, celebrar el papel de Bruselas y afirmar que CiU salvó España de ser intervenida al apoyar las medidas de ajuste del Gobierno.

Esta misma semana Artur Mas se entrevistó con el rey para hablar sobre la situación económica y para advertir de la utilización de la cuestión catalana en las elecciones.

El Govern ha anunciado que cederá urnas a las consultas independentistas. 

Gobierno central 

Déficit autonómico

El Ejecutivo ha señalado a las autonomías como responsables del déficit público para zafarse de la presión de Bruselas.

Rechazo al límite legal

El PSOE votó hace 10 días contra una propuesta del PP para que el Estado fije el límite del gasto autonómico. Esa responsabilidad es del Consejo de Política Fiscal, en el que las comunidades también tienen voz. En este sentido, defienden como un éxito las palabras de Zapatero el pasado domingo: 'Lo que es caro es el centralismo'.

Las lenguas

El PSOE recuerda que votó para que catalán, euskera y gallego puedan hablarse en el Senado.

Tribunal Constitucional

El nombramiento de Pascual Sala y Eugeni Gay al frente del TC es defendida por el Gobierno como prueba de su sensibilidad con Catalunya. 

Generalitat 

La gestión del tripartito

El nuevo Govern de CiU ha insistido en que la situación económica catalana es herencia del 'desbarajuste' del Tripartito.

Inexactitudes

Mas ha explicado que el déficit de 2010 rondará los 7.000 millones, cuando tenía que ser de cerca de 2.400. Además, insinúa que el Consejo de Política Fiscal avaló unas cuentas maquilladas.

El peso del estado

El Govern carga contra medidas tomadas en Madrid y que paga la Generalitat en ámbitos como la sanidad o la dependencia.

Amago recentralizador

El intento de unificar horarios comerciales y las críticas del secretario de Hacienda a las autonomías alarman al Govern.

Falta de financiación

La Generalitat exige el cumpli-miento íntegro de la financiación autonómica para mitigar su déficit fiscal con el Estado. 

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