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Los reos sombra bajan a la mitad los suicidios en prisión

Los casos descienden de 40 a 19 desde la activación del plan de choque de 2005

A. MUNÁRRIZ / R. PÉREZ

El número de suicidios ha bajado más de un 50% en las cárceles españolas en los últimos cinco años, de 40 a 19, tras la puesta en marcha en 2005 de un plan de choque que introdujo la figura de los presos de apoyo a potenciales suicidas. De las 40 muertes por este motivo en 2004 se pasó a 33 en 2005, 25 en 2006, 14 en 2007 y 19 en 2008, año que registra un repunte dentro de la tendencia descendente.

Tras alcanzarse el pico de 40 en 2004, la máxima responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, encargó un estudio sobre la cuestión. Después de evaluar sus resultados, activó un plan que implicaba a todo el personal penitenciario y oficializaba una nueva figura, el preso de apoyo o interno sombra, dentro de un amplio programa de prevención de suicidios que ha rendido buenos resultados.

'Son presos de un perfil estable, motivado, de buen comportamiento, con experiencia y habilidades de comunicación', explica José Manuel Arroyo, subdirector general de Sanidad Penitenciaria. La decisión de qué presos pueden ser de apoyo y cuáles se acogen al Protocolo de Prevención de Suicidios (PPS) se adopta en la junta de tratamiento con informes médicos y de funcionarios. El reo sombra, además de informar, acompaña al preso acogido al PPS en las zonas comunes y en las subidas voluntarias a la celda, que comparte con él hasta que se desactiva el protocolo.

Estos reclusos, antes de poder ejercer esta responsabilidad, reciben nociones médicas y psicológicas. En cuanto al número, aunque no hay datos oficiales, Arroyo calcula son cinco por cada 2.000.

Nadie discute su mérito en el descenso del número de suicidios, dentro de otros muchos factores. Un preso sombra pudo evitar, por ejemplo, la muerte por ahorcamiento de Miguel Carcaño , principal inculpado del caso de la desa-parición de Marta del Castillo. A cambio de funciones como esta, estos internos reciben beneficios penitenciarios. 'Las compensaciones no son económicas, sino en vis a vis, comunicaciones, permisos...', explica José Manuel Arroyo.

El recluso de apoyo responde al modelo de listener, algo así como el 'escuchador', de las cárceles inglesas. Debe ser acompañante y consejero de los internos acogidos al PPS, creado en 2005. En líneas generales, el perfil de riesgo de suicidio es el del joven primerizo, con la perspectiva de una condena larga y acusado de un delito de impacto social, sobre todo si es sexual. Y la situación más peligrosa, la que hay que evitar a toda costa, es la del preso solo en su celda.

La tasa de suicidios, teniendo en cuenta el incremento de la población reclusa, ha pasado de 0,79 a 0,26 por cada mil presos desde 2004, según Instituciones Penitenciarias, que advierte de que se trata de 'una cuestión muy delicada', por lo que conviene evitar todo triunfalismo, más aún cuando el promedio de suicidios, en España y fuera, es diez veces superior en prisión que en libertad.

La cuestión es tan delicada que la OMS pide extremar las precauciones en su tratamiento para evitar el 'efecto contagio'.

ONG y sindicatos combinan el reconocimiento de los méritos del plan con ciertas críticas concretas. 'El PPS ha funcionado, es evidente. Los funcionarios están atentos y el interno de apoyo es importantísimo, pero algo sigue fallando cuando mueren casi dos al mes', afirma Valentín Aguilar, responsable de Prisiones de la Asociación Pro Derechos Humanos, que insiste en que 'la laguna sigue estando en las personas con problemas mentales'.

Claudio Esteban, coordinador de Prisiones de CSI-CSIF en Andalucía, subraya que 'no se cuentan como suicidios las muertes por sobredosis, y muchas lo son'. Desde Instituciones Penitenciarias replican que jamás se han contabilizado porque entran dentro de otra categoría. También recalcan que las muertes por droga suelen ser más veces por dosis adulteradas que por dosis excesivas.

El PPS y el interno de apoyo sirven sobre todo para conjurar el miedo escénico de las primeras semanas. 'Ya no está ese fatídico primer día que antes pasaban solos, muertos de miedo. Ahora se les presta atención. Eso lo hemos ganado. Pero el que se quiere suicidar, al final, se suicida', afirma un jefe de servicios con 25 años de experiencia. José Manuel Arroyo asegura que la mayoría de los suicidios son de presos no acogidos al protocolo preventivo.

'La clave no está sólo en estas medidas', opina una funcionaria, orgullosa de la dimensión social de su trabajo. 'Lo importante es que se sientan personas. Que, aunque hayan perdido la libertad, conserven todos los demás derechos', afirma.

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