Elena entregó todo su potencial al Movimiento 15-M desde el primer día. Sus estudios en Psicología le permitieron ayudar a las personas que se acercaban a la acampada de Barcelona con problemas de integración social. "Junto a mis compañeros pudimos resolver esos conflictos que la sociedad o el sistema no logra solucionar o bien ignora. Se trata de una experiencia de aprendizaje y servicio", recuerda. Gracias al movimiento he podido ver cómo gente agresiva ha podido controlar su ira y canalizarla con cosas creativas", agrega. Para Elena, el 15-M ha abierto muchas conciencias y ha hecho que los milagros se cumplan.

Elena, además, tenía otra misión: "Ayudaba a que todo estuviera en calma y evitaba cualquier conflicto durante la noche". Desde el 15 de mayo, Elena ha compaginado las noches en la plaza de Catalunya con otras acampadas del resto de España. Nació en Vallecas (Madrid) y se define como una "ciudadana del mundo". "Disfruté mucho con los indignados de Granada. Allí el movimiento asociativo ha llegado más tarde pero, a diferencia de Barcelona, la gente se conoce más y el trato es más cercano. Cuando conseguimos parar nuestro primer desahucio lo celebramos con una fiesta flamenca. Fue una experiencia increíble". Tras regresar a Barcelona de Granada, Elena se unió a la Marcha Popular Indignada con destino a Madrid.