Este artículo se publicó hace 17 años.
De Saint-Laurent a Chanel, París se llenó de estrellas para el verano 2008
Después de Yves Saint-Laurent (YSL), que anoche culminó en el Grand Palais la sexta jornada de colecciones estivales de París, la elegancia máxima volvió hoy con Chanel a tomar por sede el famoso palacio de cristal.
Saint-Laurent y Chanel, dos de las más grandes firmas de la historia de la moda, no sólo coincidieron esta temporada en su amor por el Grand Palais como telón de fondo de su lujoso Prêt-à-Porter para la primavera-verano 2008, sino que ambos dieron al cielo y a sus estrellas un papel principal.
Aquí terminan las coincidencias entre la visión cósmica del modisto italiano Stefano Pilati para YSL y la manera de vislumbrar los cuerpos celestes de su colega alemán Karl Lagerfeld para la 'maison de mademoiselle Coco', la casa de costura fundada y refundada en el siglo XX por la legendaria 'señorita Coco'.
Stefano Pilati tomó las estrellas como "signos lúdicos" y "símbolo universal de vida, de luz y de sueño, a la vez espiritual e infantil".
Fueron, de hecho, el único elemento decorativo y a veces multicolor de una colección en la que el modisto quiso trasladar a los albores del siglo XXI el "chic radical" característico de la firma, y alcanzar con "dulzura y discreción" una elegancia "pos-minimalista".
Objetivo traducido en una sublime escenografía ambiental y en conjuntos a menudo de un solo color, del azul cielo al rosa pálido, sin olvidar los grises más variados y el blanco como elemento fundamental.
La inspiración masculino-femenina, una de las claves en la historia de Yves-Saint Laurent, reveló cómo el arte del corte masculino aplicado a la indumentaria femenina puede ser un trabajo de alta precisión entre la curva y la línea recta, la fluidez y la inmovilidad.
Desde una óptica no menos elegante y lúdica, pero sí más barroca, Karl Lagerfeld lanzó al ruedo un sinfín de constelaciones, inscritas ya en el cartón de invitación o el dossier de prensa, pero también sobre el suelo, los muros del circo estrellado donde se celebró el desfile Chanel y, por supuesto, algunos de sus modelos.
De ahí, sin duda, que la pasarela brillase, además, de elementos plateados, estrellados o no, para acompañar faldas o pantalones vaqueros entallados en la cintura, muy anchos y holgados a partir de las caderas, portados, por ejemplo, con un delgado cinturón de plata, a juego con sandalias acharoladas de altísimo tacón.
Las prendas confeccionadas en el tradicional 'denim' podrán difícilmente resultar más elegantes que combinadas con una camisa blanca de puños consistentes, y perneras, chanclos, miniboleros o chaquetas del característico "tweed" Chanel, negro monocolor o en varios tonos entremezclados, entallada en la cintura.
El bolso será, por supuesto, tan fundamental como el calzado para obtener la elegancia infalible.
Trajes de baño y biquinis Chanel serán, igualmente, el verano que viene azul denim.
Adornados hoy con collares de estrellas de diferentes tamaños, chaqueta vaquera de inspiración napoleónica, toda ella azul vaquero, y pendientes de perla gigante en forma de lágrima.
Un buen maquillaje de ted muy pálida, bajo párpados sombreados de azul y labios muy rojos completaran el "look" piscina más Chanel de 2008.
El británico Alexandre McQueen pondrá esta noche el broche final de una intensa jornada de desfiles, en la que Sonia Rykiel mostró vaporosos modelos de seda llenos de color; Jean-Charles de Castelbajac su aristocrático amor por los colores vivos y los minivestidos anchos y rígidos; y los japoneses Junko Shimada e Hiromichi Nakano su poético talento.
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