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El temor al contagio de la crisis acorrala a la UE

EFE

Las presiones desde todos los frentes para que la Eurozona afronte de manera rápida y decidida la crisis de la deuda y frene así un posible contagio, acorralan a la UE, que, a pesar de ello, aún no ha logrado forjar un consenso sobre la participación privada en el segundo rescate a Grecia.

Los ministros de Finanzas de la zona euro todavía están reunidos en Bruselas para tratar de acercar posturas y delinear las características de la participación del sector privado en el rescate, con una nueva oleada de turbulencias en los mercados de deuda como telón de fondo.

Precisamente, el modo de articular la contribución de la banca a la solución de la crisis griega es la que más dificultades genera y la que está, en parte, detrás de la última inestabilidad que ha penalizado a otros países de la periferia, como Italia o España.

Pero la solución no se presenta fácil ante la falta de consenso.

El ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, volvió a insistir en que para Holanda y para Alemania una "participación privada sustancial es una requisito previo" para un segundo rescate.

"No decimos que tiene que ser obligatoria (...) seguimos buscando una base voluntaria, pero algunas agencias de calificación de riesgos verán cualquier participación substancial como no completamente voluntaria", señaló.

Las agencias de calificación de riesgo han advertido de que considerarán un "impago selectivo" de la deuda griega en caso de que salga adelante el modelo francés (que consiste en adquirir nuevos bonos cuando venzan los que poseen) y también rechazan la propuesta alemana (prorrogar los vencimientos de los bonos en cartera).

Los ministros analizan estas opciones pero también una tercera posibilidad de emprender la recompra de deuda griega en los mercados, para reducir la presión sobre los mismos.

España y Austria, por su parte, se alinearon con el Banco Central Europeo en contra del enfoque de Alemania y Holanda.

La titular austríaca, María Fekter, descartó una "intervención estatal" para obligar al sector privado por considerar que "tendría consecuencias fatales"; mientras que la ministra española, Elena Salgado, insistió en que la participación de los acreedores privados "podría generar inestabilidad".

"Estamos todavía a tiempo de revertir esa inestabilidad de los mercados y eso es lo que debemos hacer sin más tardanza", recalcó Salgado.

Mientras tanto, el nerviosismo en los mercados se acrecentó durante la jornada ante las expectativas creadas por la reunión que convocó para abordar este asunto el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, con la dirección del BCE, la Comisión Europea y el Eurogrupo.

Del encuentro, sólo ha trascendido que discutieron el segundo plan de ayudas a Grecia e "intercambiaron puntos de vista sobre recientes acontecimientos en la Eurozona", según un escueto comunicado.

Eso sí, los ministros quisieron evitar caer en el alarmismo.

El titular de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, llegó a decir que ese "nerviosismo" es habitual antes de este tipo de reuniones y que "no debería tomarse tan en serio".

Schäuble salió en defensa de Italia, al afirmar que va "por el buen camino" y que su plan de ajuste es "muy convincente", en una línea respaldada por Salgado, quien dijo que "Italia puede salir de esta situación por sí sola", sin la ayuda económica de sus socios.

No obstante, la presión de los inversores a los mercados bursátiles y de deuda de Italia y España llegó hoy a nuevos récords con fuertes caídas de los principales selectivos y un incremento de las primas de riesgo hasta niveles no vistos desde la creación del euro en 1999.

Ante este escenario, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió hoy una "respuesta europea" que aclare el papel que tendrá el sector privado en la crisis griega, para frenar la desconfianza de los mercados hacia otros países de la zona euro.

Por su parte, la Federación Europea de Banca expresó su preocupación por la crisis de la deuda en la zona euro y pidió a los estados miembros que hagan "todo lo posible para garantizar la estabilidad e integridad de la zona euro" y actúen de manera conjunta para restaurar la confianza".

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