Una tensa calma reina hoy en Beirut, escenario ayer de enfrentamientos entre suníes y chiíes que causaron al menos 10 heridos, a la espera de los discursos del líder del grupo chií Hizbulá, Hasan Nasralá, y del dirigente de la mayoría Saad Hariri.

La vida diaria está paralizada en los barrios donde ayer se produjeron los incidentes entre miembros de los movimientos chiíes Amal y Hizbulá y de la anti-siria Corriente Futuro, en especial Basta, Nueiri y Masra.

Milicianos de las facciones rivales permanecen en las calles, donde negocios e instituciones mantienen sus puertas cerradas por temor a la reanudación de los enfrentamientos.

Según informó hoy la televisión "Future", cercana a la mayoría, miembros de Hizbulá han robado 40 coches de policía cerca del campamento de refugiados palestinos de Chatila.

También de ese campamento provienen coches y neumáticos que están siendo quemados en Tayune, Barbur y Bechara el Juri, según la radio "Voz del Líbano".

El puente Salim Slim, que conduce de un barrio a otro de Beirut, fue cerrado hoy después que fuera abierto en la tarde de ayer.

En la Bekaa, región del este del Líbano, donde anoche se registraron enfrentamientos, persiste hoy la tensión.

Amal y Hizbulá apoyan la huelga general convocada ayer por la central sindical Confederación General de Trabajadores contra la subida de los precios, y han manifestado su intención de continuarla hasta que el Ejecutivo tome medidas para paliar la crisis económica.

En declaraciones a "Radio Líbano", el diputado Nematalá Abi Nasr, del grupo del líder opositor cristiano Michel Aun, dijo que apoyaba las reivindicaciones sociales de los trabajadores, pero que era inaceptable que la huelga degenerase en disturbios y en el bloqueo de carreteras.

Desde primeras horas de la mañana de ayer, miembros de los grupos chiíes obstaculizaron las calles y carreteras con neumáticos incendiados y barricadas de arena, lo que degeneró en violentos disturbios.