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El último tren

El presidente de Unicaja ha intentado dos fusiones fallidas previamente

FERNANDO VICENTE

A la tercera va la vencida. Eso esperan en Unicaja, donde, sin embargo, no las tienen todas consigo. 'Tampoco quedaban ya muchas opciones a estas alturas', dice un alto cargo de la entidad que recuerda que el presidente Braulio Medel ya ha pilotado otros dos intentos de fusión que acabaron en sonoros fracasos: con Caja Castilla-La Mancha y con Cajasur, ambas con graves problemas de solvencia y viabilidad.

En ambos casos, la ruptura de las negociaciones se atribuye tanto a unas excesivas exigencias por parte de Medel, como a su peculiar forma de ser. Un estilo desconfiado y personalista que hace 'imposible trabajar con él en equipo', en palabras de uno de sus más cercanos. Y que llevó a su entonces director general, Miguel Ángel Cabello, a presentar su dimisión para dejar bien clara su disconformidad con la forma en que Medel condujo las negociaciones. Una forma de ser que acabó en un enfrentamiento personal con el entonces presidente de Cajasur, el sacerdote Santiago Gomez Sierra, hasta el punto de que este prefirió una intervención del Banco de España antes que ceder sus armas ante Medel.

El Banco de España y el Consejo de la caja no aguantarían otro fracaso

El carácter del presidente de Unicaja no sólo está tras el fracaso de negociaciones de fusión en marcha. Su incompatibilidad con Amado Franco también hizo imposible un proyecto que muchos consideraban como el óptimo, su unión con Ibercaja. Ahora ya son prácticamente todas las cajas las que necesitan captar recursos a toda velocidad, y la de Medel, con una solvencia del 13,1%, es de las pocas que quedan con dinero en sus arcas. Por eso, estos días muchos son los que andan llamando a su puerta.

Aún así, por muy buenas cifras que presente, en la entidad malagueña son conscientes de que para mantenerlas en un futuro inmediato necesitan más volumen, y una fusión con Caja Duero-España parece la opción ideal. Las dos tienen tamaños similares y no compiten ni en las mismas áreas geográficas ni en los mismo mercados, lo que elimina incómodas duplicidades de clientes y de redes que obliguen a fuertes y costosas restructuraciones de plantillas. Además, ambas han recurrido a fusiones tradicionales (Unicaja con Caja Jaén), por lo que su eventual unión en un SIP, con la creación de un banco, sería más fácil de pilotar. Si le sale, Medel podrá acallar a sus críticos y presumir de no haberse dejado presionar, de haber sabido esperar para acabar llevándose la mejor novia posible. Si vuelve a fracasar ni al Banco de España ni a su propio Consejo les queda ya paciencia. El último tren está ya en la estación de Unicaja.

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