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Las tropas tailandesas sitian el campamento de los camisas rojas

Reuters

Los manifestantes desafiaron el lunes los llamamientos del Gobierno tailandés para dispersarse mientras las tropas estrechaban el cordón de seguridad, poniendo el Ejército en camino a la colisión con miles de manifestantes que aseguran que están dispuestos a luchar hasta la muerte.

Aproximadamente 5.000 manifestantes antigubernamentales estaban concentrados, escuchando discursos políticos airados e ignoraron el plazo de las 15:00 hora local para abandonar su campamento en el distrito comercial de Bangkok.

"Seguiremos lanzando advertencias a los manifestantes y lentamente incrementaremos la presión si no se van", dijo Thawil Pliensee, secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, que agregó que el Ejército no tenía planes inmediatos para despejar a la fuerza la concentración.

El Gobierno rechazó el domingo el llamamiento opositor a un alto el fuego y a unas negociaciones moderadas por Naciones Unidas. Los líderes de los "camisas rojas" se ofrecieron a negociar sólo si participa un árbitro neutral y las tropas se retiran.

"El Gobierno está listo para llevar a cabo negociaciones cuando terminen los disturbios", dijo el portavoz gubernamental Panitan Wattanayagorn. Los manifestantes quieren la dimisión del primer ministro Abhisit Vejjajiva, pero este ha prometido no retirarse ante los "terroristas" que según él quieren derrocar su gobierno.

Una fuente del Gobierno dijo que se estaban llevando a cabo conversaciones entre bambalinas, pero expresó sus dudas sobre si los líderes de los "camisas rojas" tenían control total sobre los manifestantes, sobre todo de los más radicales.

En distintas partes de la ciudad, la gente acaparaba alimentos y los hoteles solicitaban a sus huéspedes que se fueran. Las escuelas han estado cerradas y aunque el lunes y el martes fueron declarados festivos públicos, mercados y bancos seguían abiertos.

Al mermar los enfrentamientos el lunes, los vecinos del distrito comercial llevaban sus pertenencias y a sus niños lejos del área. El hospital Chulalongkorn, adyacente al campamento opositor, había evacuado a todos sus pacientes.

CORDON DE SEGURIDAD

El lunes, el Ejército había rodeado la concentración en un intento por impedir que la gente y los suministros entraran, tratando de que incrementar la presión sobre los manifestantes parapetados tras los grandes muros de neumáticos y cemento, rematados por alambradas de púas.

Helicópteros militares lanzaron panfletos pidiendo a los manifestantes que se marcharan inmediatamente, y los soldados prepararon autobuses para cualquiera que quisiera marcharse, pero no se vio a nadie subiendo a ellos.

"Una negociación podría ser la única salida para esto", dijo Tanet Charoenmuang, experto en ciencias políticas en la Universidad de Chiangmai.

"O eso, o una ofensiva severamente violenta, que requeriría un mayor número de soldados y sería un día negro para Tailandia ganara quien ganara".

Los enfrentamientos cerca del campamento de los manifestantes fueron intensos durante la noche. Un cohete alcanzó el decimocuarto piso del hotel Dusit Thani, dijo un fotógrafo de Reuters, desencadenando disparos desde "todas direcciones" en la oscuridad absoluta, ya que la energía había sido cortada en el área.

Los huéspedes en el Dusit fueron evacuados el lunes por la mañana tras pasar buena parte de la noche ocultándose en el sótano.

Los enfrentamientos se extendieron a tres áreas de la ciudad de 15 millones de habitantes durante el fin de semana, mientras el Ejército trataba de imponer un cordón de seguridad en torno al campamento, que ocupa un área de tres kilómetros cuadrados del distrito comercial.

Un militar tailandés renegado considerado el asesor militar de facto de los "camisas rojas" murió en el hospital donde estaba siendo atendido tras recibir un disparo en la cabeza, dijo el lunes el director del centro médico.

El mayor general Khattiya Sawasdipol, mejor conocido como "Seh Daeng" ("comandante rojo"), resultó herido el jueves, avivando la aparición de nuevos episodios de violencia en una crisis que se ha extendido cinco años.

Estos choques han enfrentado a los pobres de áreas rurales y urbanas de bajos recursos contra la élite que tradicionalmente ha dirigido a Tailandia. Al menos 37 personas han muerto y 276 han resultado heridas desde entonces, de acuerdo con cifras del Gobierno.

El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, se comprometió a "no retroceder" contra los "terroristas armados", que pretenden derrocar su Gobierno.

dicen que el Gobierno de Abhisit, apoyado por los militares y que llegó al poder hace 18 meses tras una controvertida votación parlamentaria, es ilegitimo y quieren que convoque elecciones inmediatamente.

Al menos 66 personas han muerto y más de 1.600 sufrieron heridas desde que los "camisas rojas" comenzaron su protesta a mediados de marzo.

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