La estrategia de los sindicatos franceses de arrancar suave para acelerar después con la huelga en el mundo de la cultura se confirmó ayer. El Palacio de Versalles y el Museo del Louvre (además de las torres de Notre Dame) se sumaron al paro de los trabajadores del mundo de la Cultura. Al inicio de la huelga en Francia, el miércoles, tanto el Louvre como Versalles mantuvieron algunas salas abiertas, porque la dirección movilizó de urgencia a algunos trabajadores no huelguistas. Ayer, los dos grandes museos cerraron por completo, y el movimiento de protesta prosigue.

La protesta, convocada por la intersindical del Ministerio en contra de los recortes presupuestarios y las supresiones de empleo previstos dentro del plan de Revisión General de las Políticas Públicas (RGPP), fue tibiamente secundada en su primera jornada. El movimiento de protesta fue iniciado hace 12 días en el Centro Pompidou y se extendió el miércoles con el cierre del Museo de Orsay y de algún concurrido monumento como el Arco del Triunfo o la Sainte-Chapelle.

Entre las medidas que prevé el plan del Ministerio de Cultura se incluye el no reemplazar a una de cada dos personas que se jubilen, que unido a la caída de las subvenciones que denuncian los sindicatos, provocó la convocatoria de la huelga museística.

Después de recibir a los representantes sindicales, el ministro francés de Cultura, Fréderic Mitterrand, aseguró que no dará marcha atrás en la aplicación de la reforma que ha provocado la huelga. 'Hay una reforma en la Administración, una reforma general', declaró el titular de Cultura, insistiendo que ésta 'se debe aplicar'.

La huelga de museos y monumentos franceses puede ampliarse y encontrar cómplices en los teatros, las bibliotecas y los auditorios. La protesta no parará si en los próximos días así lo deciden los trabajadores que se reunirán en cada uno de los centros hoy en la mañana.