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Vettel lidera la rebelión

El triunfo del alemán impide que Button se proclame campeón, y Alonso, tras remontar, fue décimo

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Con un volante entre las manos nadie es mejor que nadie. El rugido de los motores lo silencia todo. Y el piloto, solo en su habitáculo, demuestra lo que vale en cada curva. Ayer en Suzuka, el pelotón de los callados alzó la voz. La tropa que ha asistido silente a una semana marcada por el atronador anuncio del fichaje de Alonso por Ferrari y, en mucha menor medida, por el posible título de Button, sacó las uñas.

El más descarado fue Vettel. El joven llamado a disputarle el Mundial a Button, incluso aspirante a sucesor de Schumacher, se había encogido en las últimas semanas. Su estrella lucía menos, así que, decidido a dar un toque de atención, el sábado hizo la pole y ayer dominó con autoridad la carrera desde el primer instante. Apretó los dientes para defenderse en la salida del ataque de Hamilton y su KERS sistema de aceleración súbita que no será utilizado en 2010, según acuerdo de todas las escuderías, y a partir de ahí dio una lección de pilotaje en el técnico trazado nipón. A su rebufo, un puñado de asuntos menores, pero significativos, suavizaron el sopor.

Alonso, mientras cuenta los días que le quedan en Renault, explicó sobre el asfalto el porqué de su contrato con Ferrari: nadie como el español para exprimir las posibilidades de un bólido. Cargado hasta arriba de gasolina, arrancó décimosexto y terminó décimo.

Alonso explicó sobre el asfalto el porqué de su contrato con Ferrari

Trulli se reivindicó ante sus jefes de Toyota, que han reconocido públicamente su interés en fichar a Kubica (BMW). El italiano mantuvo a raya a Hamilton y, con la eficaz ayuda de sus mecánicos, supo birlarle el segundo puesto al campeón del mundo. El compañero del inglés en McLaren, Kovalainen, fue otro de los que se esforzó por llamar la atención. Al finlandés le colocan fuera del equipo británico en 2010, y ayer transformó su orgullo herido en agresividad. Y fue a la guerra con Sutil y Fisichella, los dos pilotos de Force India que se han erigido en inesperados animadores de la recta final del campeonato.

Quien apenas se inmuta es Raikkonen. Ya ha advertido que, oficializado su adiós a Ferrari, le importa un bledo el futuro. Incluso especula con su retirada. Ocupaba el quinto puesto en la parrilla y sólo fue capaz de adelantar a otro frío piloto, Heidfeld. El alemán no debería prolongar su atonía. BMW se va de la F1 y a él no es que se lo rifen precisamente.

Mucho más claro está el porvenir de Button. Ayer sufrió para sumar un punto, pero si en Brasil sube al podio será campeón.

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