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Un viaje al fondo de la tierra

Recorrido por las cuevas, grutas y simas más peculiares de Aragón, auténticos museos naturales que se esconden en un mundo subterráneo todavía poco explorado.

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Porque albergan en su interior espectaculares formaciones de estalactitas y estalagmitas, moldeadas por la lenta pero incansable acción del agua durante millones de años, pero también porque en la oscuridad de sus paredes han conservado las huellas de moradores milenarios - hombres y animales que se resguardaron en ellas durante la antigüedad- adentrarse en las cuevas de Aragón es hacer un extraordinario viaje al fondo de la tierra.

Las de Cristal de Molinos, declaradas Monumento Natural, son unas de las más espectaculares de la región y sus estalactitas, estalagmitas, columnas, cortinas y cascadas, de los más variados colores y cristalizaciones, las han hecho indiscutibles merecedoras de su nombre. Fueron descubiertas en 1961 y en su interior se descubrió el enterramiento del homínido más antiguo de Aragón. El conocido como Hombre de Molinos tiene 25.000 años de antigüedad y sus restos se encuentran expuestos en el museo de la localidad. Pueden visitarse durante todo el año y anualmente son escenario del Festival Música y Palabra, un ciclo de conciertos de música clásica y recitales de poesía que este año ha celebrado su décima edición.

Las Cuevas de las Güixas de Villanúa están en la base del macizo del Collarada. Desde la última era glaciar, hace veinticinco o treinta mil años, el agua ha creado, gota a gota, uno de los paisajes espeleológicos más bellos del Pirineo aragonés. Un agujero o ‘chimenea' permite ver el cielo, las estrellas y la luna desde el interior. Hombres y mujeres se refugiaron aquí desde el Neolítico. Sin embargo, estas cuevas han sido también calabozo, refugio de soldados y, según narran las leyendas del lugar, escenario de aquelarres y ritos demoníacos... Se hacen visitas guiadas durante todo el año.

Cuando a principios del siglo XX se descubrió la gruta de Ibdes, fue bautizada como Gruta de las Maravillas, porque maravillosa les debió parecer a las primeras personas que la vieron. Consta de dos galerías, de 15 y 46 metros de longitud, y se formó a partir de los sedimentos depositados por el río Mesa. Puede concertarse la visita en el Ayuntamiento de Ibdes.

La visita de la Cueva del Mármol de Ricla puede ser una interesante aventura para toda la familia. A pesar de no estar señalizada, el acceso a ella es sencillo y no resulta peligroso si se toman las mínimas precauciones. Debe su nombre al aspecto marmóreo de la roca, aunque uno de los rasgos más curiosos de la gruta es la colonia de murciélagos que la habita. No muy lejos se halla la Cueva del Muerto; ésta sí que es solo para expertos con equipamiento espeleológico.

A 1600 metros de altitud, en las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se encuentra el yacimiento del oso de las cavernas más alto de Europa occidental, la Cueva de los Osos de Tella. La panorámica desde la boca de la cueva es espectacular: se puede observar la cara Norte del Castillo Mayor y se domina la profunda garganta de Escuaín. La visita guiada, que incluye la cueva y el museo de Tella, la realiza una empresa especializada que proporciona al visitante todo el material necesario durante el recorrido.

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Turismo de Aragón

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